El sombrero de Vida
Novela de Augusto Cesar
A Vidalia Gutiérrez, la dama de los sombreros
“Sus caminos estaban trazados
desde el principio y no pudieron sino recorrerlos”, Isabel
Allende en De amor y de Sombra.
A Guillermo Núñez, por hacerme ver en sus ojos el cielo
catracho. A Faustino Portillo, el guanaco, flores de lis en su tumba.
“Hay tiempo para todo, e
incluso hay tiempo para que los tiempos se junten”, Louis Pauwels y Jacques Bergier en El Retorno de los Brujos.
3
Aquellos dos hombres lucían sus cuerpos desnudos unos sobre de otro disfrutando del sexo prohibido. Dionisio, arriba, sentía sobre sus espaldas el calor de las luces. Apolo, abajo chillaba como mujer en orgasmo. Eso, eso, gritaba Dionisio copulando, yo soy tu macho y vos sos mi hembra. ¿Quién es mi hembra?, decilo, ¿quién? Yo, respondía con voz inaudible Apolo. He deseado tanto esto desde que vine y te me resistías. Me enloqueces Dionisio, me enloqueces. Tú también a mí. Me resistía hasta que ya no pude. Lo bueno es que esto no es amor sino lujuria y en medio de esta lujuria somos dos dioses que al juntarse vamos a crear cosas maravillosas.
Aquellos dos hombres lucían sus cuerpos desnudos unos sobre de otro disfrutando del sexo prohibido. Dionisio, arriba, sentía sobre sus espaldas el calor de las luces. Apolo, abajo chillaba como mujer en orgasmo. Eso, eso, gritaba Dionisio copulando, yo soy tu macho y vos sos mi hembra. ¿Quién es mi hembra?, decilo, ¿quién? Yo, respondía con voz inaudible Apolo. He deseado tanto esto desde que vine y te me resistías. Me enloqueces Dionisio, me enloqueces. Tú también a mí. Me resistía hasta que ya no pude. Lo bueno es que esto no es amor sino lujuria y en medio de esta lujuria somos dos dioses que al juntarse vamos a crear cosas maravillosas.
Mientras aquel acto terminaba de consumarse entre
gemidos, bramidos y jadeos, las luces se hacían tenues y el telón cerraba. El
aplauso no se hizo esperar. Me di cuenta, le dije a Guillermo, que veía él
sorprendido las escenas sexuales de la obra y cómo me veía de reojo. ¿Reproche
o admiración? Ni yo mismo lo sé. A veces pienso que lo que tú escribes es para
que lo lean los dioses porque todo mundo se asusta. Lo que pasa es que reflejan
las cosas tal cual son.
No
tardó en salirle a Guillermo lo catracho y me dijo: Los actores son muy buenos.
Parecen coger de verdad... bien que se excita uno. Empecé a sonreír. Porque no
me dirás que están cogiendo de verdad. No pude contener la carcajada y por ello
dije: De repente... ¡Ay no! Parece que son gay y se han de gustar, dije
inventando para ver hasta donde paraba el morbo provinciano de mi hermano.
Además, aquí en Europa hacen sexo en todas partes, todos contra todos. No me
extrañaría que en escena también. A mi no me extrañaría que la obra termine en
una orgía con el público. Así será. Estás loco. Yo no me dejo. Además no te
asustes porque lo harías conmigo. Yo mejor me voy, dijo queriendo irse.
Lo detuve tomándolo con fuerza del brazo. No es
cierto nada. Ellos son actores y todo es fingido y el final es el que provocó
el escándalo pero no porque haya una orgía sino por la implicación de la trama:
Dionisio insiste en que quiere tener un hijo. Apolo sabe
que él como hombre no puede dárselo. Entonces idea un plan: Dionisio y él
tienen relaciones sexuales con una mujer y queda embarazada. El hijo nace,
Apolo lo cría como propio y sigue siendo el amante perfecto. Por eso la obra se llama El hijo de los dioses. El título
también es elemento por lo que lo quisieron censurar. Por eso te dicen el
demonio de la Dramaturgia ,
¿verdad Mario? Pues demonio o no, lo que tienes que entender, Guillermo es que
yo no permitiré te pase nada o que vayas contra tus principios y si hay un nexo
entre tú y yo no es sexual. Por ello, hoy debo contarte algo que debes saber.
Te acepto Mario si eres gay. Ya iba a reírme pero la risa se contuvo por la
ternura que me inspiró lo que añadió: Quisiera ser tu hermano. A Dios gracias,
el postre de Flor de Lis había hecho efecto.
Después de revelarle a Guillermo sus orígenes y haber
regresado su estado de ánimo a la normalidad, me dijo, que estaba afectado más
que por la familiaridad en sí porque aquello explicaba el sueño recurrente que
tuvo toda su vida.
-La primera vez que lo tuve fue una vivencia real de
muerte. Me caí. Me golpeé la cabeza y morí. Fui absorbido a la velocidad de la
luz por un túnel... al pasar en el mismo como flotando vi como el camino estaba
lleno de manos implorantes y suplicantes... Es el infierno, supe. Al llegar del
otro lado del puente, una voz me dijo: No sigas porque debes regresar para
explicar todo este sufrimiento. Desperté en el hospital pero la vivencia la he
soñado desde entonces una y otra vez. Y ahora que sé esta verdad, el sueño se
me ha aclarado: Las manos son del infierno efectivamente pero no el infierno
clásico que dicen hay después de la muerte sino el del pueblo. Y la vos es la
voz de mi padre, el bisabuelo Calixto que es a la vez la voz de los sin voz.
Por otra parte, Mario, no por gusto estoy aquí en España contigo y el resto de
la familia.
Al escuchar declaraciones de testigos e implicados,
estaba yo fragmentado porque mi alma estaba en otra parte. Delante de mis
pupilas desfilaban personajes como monseñor Juan José Gerardi, Jorge Carpio,
Irma Flaquer y miles de miles de caras anónimas que, pese a oír sus nombres,
podían tener una u otra facción, personalidad, cuerpo, genética. Pero lo que
más estaba presente era el recuerdo aquel, de cuando mi padre, el guerrillero
Calixto me dio un documento de varias páginas. De inmediato lo reconocí porque
el Arcángel de la Muerte
las quemó delante de mí en el fuego de la chimenea de la biblioteca de su casa
cuando me citó para darme la noticia que mi padre, el guerrillero Calixto había
aparecido muerto y torturado en las aguas del Río Motagua. Parece que se quiso
salir de la guerrilla y sus mismos compas lo mataron, dijo mintiendo. Es el
testamento de tu papá pero lo quemo porque sólo dice tonterías porque él no
tenía propiedades y avergüenza tenga tantas faltas de ortografía. No sé cómo
logró hacer estos garabatos si era analfabeto.
Pero esas hojas las quemó aquel día, dije a mi padre,
el guerrillero Calixto. No, lo que pasa es que tú no sabes que las historias
pueden regenerarse y mientras él pudo haber quemado el documento, yo te lo
estoy dando porque al fin de al cabo estos papeles son para ti. En ese momento
sonó mi celular. Era Cholopo. Dijo estaba en Tegucigalpa y quería verme. Mi
primera sorpresa es que ese celular lo había comprado el día anterior y no era
posible que el tuviera el número. Te aconsejo, dijo mi padre, el guerrillero
Calixto, que le hables porque así como hay un Cholopo que consumió las cenizas
y se lo llevó el viento, hay otro que es diferente y es el que te está
llamando. Igual que los papeles, hay unos que quemó el Arcángel de la Muerte y otros que te acabo
de dar. En nuestra primera cita, volvió a repetirse entre nosotros una
conversación cotidiana: La de Laura y el gringo.
-El le tiene mucha confianza a ella, dijo. El usa
preservativo porque no quiere tener hijos aunque creo que, en el fondo, si
quiere y por eso ella no toma pastillas. La ama mucho porque la conoció en un
convento de Brasil donde ella iba a ser monja.
-¿De veras fue monja?
-Si.
-Tiene cara de eso. De una mujer sencilla.
-Parece india de aquí. De esos indios maravillosos
que han forjado la historia y de quienes me siento muy orgulloso de vivir entre
ellos.
¿Y el racismo?, pensé. Pero luego mi padre, el
guerrillero Calixto intervino: No pidas explicaciones todavía hasta que hayas
leído mi testamento. El Arcángel de la Muerte no los quemó y yo te lo di porque al fin
de al cabo para ti lo escribí. Pero no te fijes en que soy analfabeto o tengo
faltas de ortografía sino en el espíritu que es lo que quiero rescatar en ti y
mis descendientes.
Me hizo jurarle que lo tomaría como un documento de
iniciación. De regeneración de la historia... la mía personal... la de nuestra
familia... la de mi Patria... la de la Humanidad.. ..
la del Cosmos. Gracias padre, dije,
dándole un beso en las arrugas de sus manos. No son arrugas, me dijo. Son
señales de tortura.
Todo cambia m´hijo, dijo mi padre, el guerrillero
Calixto. Pero para todos es diferente. Conmigo sucedió cuando leí a Dios en una
hoja de hierba. Desde entonces la hoja de hierba dejó de ser algo verde en el
suelo para convertirse en páginas y páginas de libros que los iletrados
podíamos leer. Así que no te asustes si aquí está íntegro ese papel quemado y
si ese hombre convertido en perro que quemaste -¡qué raro!, el fuego otra vez-
no está muerto y es otra cosa del monstruo que mataste. Pero nunca olvides: Las
opciones son cosa tuya. ¿Por qué crees que tu el Arcángel de la Muerte quemó mi testamente?
Porque él solo vio allí faltas de ortografía. Pero si hubiera visto lo latente
en las faltas, jamás hubiera pensado que yo era analfabeto o no sabía escribir.
Jamás hubiera quemado las hojas y él mismo te las hubiera dado. Entender
también es otra opción m´hijo.
En el intermedio de aquella sesión, Guillermo y yo
fuimos a un café cercano para esquivar a los periodistas. Mientras yo ordenaba,
él solicitó el periódico del día en cuya carátula decía: Casos de Guatemala...
Mientras bebíamos los capuchinos, empezó a leer fragmentos del reportaje.
·
“La
subdirectora del periódico la
Nación , Irma Flaquer Azurdia, fue atacada por ocho pistoleros
que la secuestraron el 16 de octubre de 1980, después de disparar contra su automóvil,
el cual conducía su hijo por la ciudad de Guatemala. Su hijo de 23 años,
Fernando, fue gravemente herido en el asalto y llevado a la emergencia del
Hospital General donde murió. La
Licenciada fue sacada del automóvil en que viajaba por los
hombres armados e introducida a otro vehículo. Esta activista pro derechos
humanos y notoria crítica de las fuerzas de seguridad en Guatemala había
sobrevivido a un atentado anterior en el que una granada de mano explotó dentro
de su auto. También era una de las responsables de la línea editorial de su
periódico. Tenía 42 años al momento de su secuestro y desaparición”.
·
“Jorge
Carpio Nicolle, el periodista y propietario de Diario El Gráfico, es asesinado
el 3 de julio de 1993, por 30 hombres en una emboscada en la periferia de la
conflictiva Chichicastenango. Había sido candidato a la presidencia tres veces
y fundador de la Unión
del Centro Nacional, partido político con el que buscaba una solución pacífica
para la guerra civil guatemalteca. Tenía 60 años al morir y en su asesinato
político murieron otras tres personas”.
·
“Monseñor
Juan Gerardi al ser obispo de la
Verapaz y El Quiché vivió en carne propia la realidad
nacional. Estuvo exilado pero al volver a Guatemala coordinó el Proyecto de
Recuperación Histórica para acompañar y ayudar a las víctimas del conflicto
armado a redescubrir su dignidad y sanar sus heridas. Después de presentar el
informe fue asesinado el 26 de abril de 1998”.
Siento que todo esto está macabramente
relacionado, dijo Guillermo. Y no sólo por el área geográfica. Aunque esto es
muy significativo porque matan a Carpio en Quiché, a las orillas del río donde
Cholopo tiró los vestidos de su madre y Gerardi fue obispo de allá y tú
estuviste en Zacualpa casi accidentalmente y.... Guillermo no dijo más y
prefirió seguir leyendo las cosas que más le espantaban.
·
“El
jueves Santo 2 de abril de 1981, en una de las poblaciones de El Quiché
arrasaron la comunidad de ochenta familias, quemaron las casas y cosechas,
destruyeron todo para que la población no pudiera regresar... quebraron las
piedras de moler, saquearon las cosas, comieron los alimentos que la comunidad
tenía preparados para la fiesta... parte de la población logró huir, otros
fueron capturados y concentrados... a unos los mataron con cuchillos, a otros
con balas, con lazo a niños, mujeres embarazadas, ancianos... a algunos
enterraron el dos agujeros”.
·
“En otra
aldea, el 2 de mayo de 1981, los
reunieron a 23 hombres que fueron obligados a caminar hasta una escuela... sólo
dejaron ir a un anciano y al matar a los 22 les partieron los cráneos y se
comieron sus cerebros... Cuando los soldados se fueron, la gente fue a mirar y
en la escuela encontraron platos en la mesa que contenía masa cerebral”.
·
“Cuando
el conflicto fue más fuerte y despiadado, cuando se hacía más difícil o
imposible la vida hasta llegar a su negación más absoluta, cuando los que
mandaban se arrogaban el derecho de decidir quién debía morir, la Iglesia optó por el Dios
de la vida y se comprometió a combatir la muerte. La persecución contra la Iglesia era abierta e
implacable. Ya no se miraba el signo ideológico: ser catequista o sacerdote en
El Quiché, se tomaba como una actitud de reto, que se reprimía sin miramientos.
Había que acabar con los curas del Quiché, incluso con el Obispo ¡porque todos
eran comunistas y guerrilleros!”.
¡YA CALLATE GUILLERMO!, grité. Todas esas son
píldoras para seguir envenenando el alma. Si, pero peor es seguir viviendo en
la ignorancia. Usemos el método de nuestro padre, el guerrillero Calixto: Aquí
tengo su testamento, dije abriendo mi maletín y sacando aquellos papeles. Y
aquí tengo la carta que me envió la pareja de Cholopo pidiendo ayuda y por lo
que me metí en líos con él. Veamos las cosas de otra menera. Cambiemos la
realidad nosotros. Y nos pusimos a leer la carta de los tormentos de aquel
hombre que ahora parecía algo más grande que el cielo.
Ces sentía que era el infinito completo el que rodeaba con sus brazos al abrazar a Cholopo. Tres lágrimas rodaron por sus mejillas, después de escuchar de sus labios lo que había sucedido hace diez años. ¿Como no iba a emocionarse si en labios de su amado tenia la respuesta a aquella pregunta intransigente que la noche anterior le haba hecho a la muerte? Se dio cuenta que hasta la muerte respeta el amor. Hasta la muerte respeta el cielo. Y que somos nosotros, los humanos, los que ni siquiera nos damos cuenta de lo que debe respetarse. ¿Como la muerte que ha estado siempre en el esquema del Universo no iba a hacerlo si el amor la trasciende, va mas allá de ella?
Esta parece una de tus historias. Para una de tus obras de teatro. O qué se yo, exclamó Guillermo.
Cholopo también estaba emocionado. El pasado y el presente convergían en aquel momento. Estaba vivo pero hace diez años estuvo muerto. Y regresó pese la paz. Pese la luz. Pese el amor de su abuela -muerta ocho años antes que él naciera- quien fue la que le dijo que aún no podía cruzar el puente. Con una experiencia como esa -confesó a Ces- la vida no es la misma. Cambia. Y si alguna duda le cabía a Ces, en ese momento Cholopo se reveló como su cielo. Tal y como el lago de Atitlán se lo dijo el pasado 20 de septiembre cuando al preguntarle si aún para él estaba encontrar el cielo en la tierra y el lago, develizó el telón de la niebla mostrándole el rostro de Cholopo y aunque en ese momento Ces no comprendía nada, todo iba a ser aclarado poco a poco.
Y es que tanto Cholopo como Ces saben que este mundo es transitorio y hay cosas mejores. Y qué alivio para Ces que ya no tendría tanta dificultad de decirle a Cholopo que su tarea era mostrarle a todos que en esta tierra está el cielo... que inicia en cada uno y que todos somos ángeles. Obviamente si Cholopo aún no percibía las cosas como Ces era de esperar que terminara de despertar. No cabe duda que la muerte deja a Cholopo en la tierra para que se encontrara con Ces y cumplieran su tarea al amarse y por algo se llevó a la abuelita antes... para que no lo dejara cruzar el puente entre la vida y muerte antes de tiempo.... y por algo, pese al dolor cegador que vivenció Ces, Ángel Manuel, su ex pareja debió cruzarlo.
¿Donde estabas?, preguntó Cholopo al darse cuenta que Ces estuvo muy cerca de él, en medio de personas que conoció desde su infancia y con quien Ces compartió la cátedra. ¿Por qué no te había visto?, le dijo. Tal vez me habrías caído muy mal, le respondió Ces quien en el fondo sabía que esa no era la mejor respuesta sino que aún no era el momento de encontrarse. Por eso no vaciló en abrazar al infinito al apretar entre sus brazos a aquel que representaba lo más fuerte que había sacudido su alma durante toda su vida y que le inspiraba un terror grandioso de perder la cordura y alejarse de la razón. Yo no se quien eres, sólo se que eres mío, pensó Ces y en voz alta dijo: Y no estoy por dejarte ir.
Y pensó en poder ayudarle a sanar las heridas a Cholopo. En hacerle las alas con las que podían volar al cielo... en enseñarle la puerta que estaba en el centro de su propio cuerpo y que se traduce en amor, en arte, en poesía, en inspiración, en locura.... que le dan la razón a todos aquellos que han ofrendado su vida por los ideales más sublimes.... por el amor.... por la sabiduría... por la justicia... por la verdad.....
Me gustan tus ojos, dijo Cholopo a Ces. Aunque tengo miedo a perderme en ellos, pensó. Eso me dicen todos, respondió Ces sapiente de su cursilería pero orgulloso de poder tener aquellos ojos con los que veía el alma de las personas y en ese momento contemplaba todo el ser verdadero del aquel que le demostraba otra dimensión del amor. Quiero estar contigo siempre, pensó. Quiero ayudarte. Cuidarte. Amarte. Venerarte. Y todo eso le transmitía mientras las yemas de sus dedos exploraban el cuerpo de su amante quien sin eyacular sentía orgasmos inexplicables. La ropa no fue obstáculo ya que sin quitársela, debajo de ella los dedos hacían su trabajo. Es raro, pensó Ces, esto no es sexual y me demuestra que somos iguales hasta en esto. Si quisiera entraría en su mente, en su alma, en todo su universo. Pero no. Prefiero sólo contemplarlo porque estoy seguro que siendo tan igual a mí puedo quedarme allí y perderme ante la ilusión de estar en mí. Y no quiero. Siendo él pasión yo seré razón. Siendo él emoción seré yo pensamiento. Siendo él caos, seré yo orden. Ese es el equilibrio, la armonía, la felicidad plena.....
Ces sentía que era el infinito completo el que rodeaba con sus brazos al abrazar a Cholopo. Tres lágrimas rodaron por sus mejillas, después de escuchar de sus labios lo que había sucedido hace diez años. ¿Como no iba a emocionarse si en labios de su amado tenia la respuesta a aquella pregunta intransigente que la noche anterior le haba hecho a la muerte? Se dio cuenta que hasta la muerte respeta el amor. Hasta la muerte respeta el cielo. Y que somos nosotros, los humanos, los que ni siquiera nos damos cuenta de lo que debe respetarse. ¿Como la muerte que ha estado siempre en el esquema del Universo no iba a hacerlo si el amor la trasciende, va mas allá de ella?
Esta parece una de tus historias. Para una de tus obras de teatro. O qué se yo, exclamó Guillermo.
Cholopo también estaba emocionado. El pasado y el presente convergían en aquel momento. Estaba vivo pero hace diez años estuvo muerto. Y regresó pese la paz. Pese la luz. Pese el amor de su abuela -muerta ocho años antes que él naciera- quien fue la que le dijo que aún no podía cruzar el puente. Con una experiencia como esa -confesó a Ces- la vida no es la misma. Cambia. Y si alguna duda le cabía a Ces, en ese momento Cholopo se reveló como su cielo. Tal y como el lago de Atitlán se lo dijo el pasado 20 de septiembre cuando al preguntarle si aún para él estaba encontrar el cielo en la tierra y el lago, develizó el telón de la niebla mostrándole el rostro de Cholopo y aunque en ese momento Ces no comprendía nada, todo iba a ser aclarado poco a poco.
Y es que tanto Cholopo como Ces saben que este mundo es transitorio y hay cosas mejores. Y qué alivio para Ces que ya no tendría tanta dificultad de decirle a Cholopo que su tarea era mostrarle a todos que en esta tierra está el cielo... que inicia en cada uno y que todos somos ángeles. Obviamente si Cholopo aún no percibía las cosas como Ces era de esperar que terminara de despertar. No cabe duda que la muerte deja a Cholopo en la tierra para que se encontrara con Ces y cumplieran su tarea al amarse y por algo se llevó a la abuelita antes... para que no lo dejara cruzar el puente entre la vida y muerte antes de tiempo.... y por algo, pese al dolor cegador que vivenció Ces, Ángel Manuel, su ex pareja debió cruzarlo.
¿Donde estabas?, preguntó Cholopo al darse cuenta que Ces estuvo muy cerca de él, en medio de personas que conoció desde su infancia y con quien Ces compartió la cátedra. ¿Por qué no te había visto?, le dijo. Tal vez me habrías caído muy mal, le respondió Ces quien en el fondo sabía que esa no era la mejor respuesta sino que aún no era el momento de encontrarse. Por eso no vaciló en abrazar al infinito al apretar entre sus brazos a aquel que representaba lo más fuerte que había sacudido su alma durante toda su vida y que le inspiraba un terror grandioso de perder la cordura y alejarse de la razón. Yo no se quien eres, sólo se que eres mío, pensó Ces y en voz alta dijo: Y no estoy por dejarte ir.
Y pensó en poder ayudarle a sanar las heridas a Cholopo. En hacerle las alas con las que podían volar al cielo... en enseñarle la puerta que estaba en el centro de su propio cuerpo y que se traduce en amor, en arte, en poesía, en inspiración, en locura.... que le dan la razón a todos aquellos que han ofrendado su vida por los ideales más sublimes.... por el amor.... por la sabiduría... por la justicia... por la verdad.....
Me gustan tus ojos, dijo Cholopo a Ces. Aunque tengo miedo a perderme en ellos, pensó. Eso me dicen todos, respondió Ces sapiente de su cursilería pero orgulloso de poder tener aquellos ojos con los que veía el alma de las personas y en ese momento contemplaba todo el ser verdadero del aquel que le demostraba otra dimensión del amor. Quiero estar contigo siempre, pensó. Quiero ayudarte. Cuidarte. Amarte. Venerarte. Y todo eso le transmitía mientras las yemas de sus dedos exploraban el cuerpo de su amante quien sin eyacular sentía orgasmos inexplicables. La ropa no fue obstáculo ya que sin quitársela, debajo de ella los dedos hacían su trabajo. Es raro, pensó Ces, esto no es sexual y me demuestra que somos iguales hasta en esto. Si quisiera entraría en su mente, en su alma, en todo su universo. Pero no. Prefiero sólo contemplarlo porque estoy seguro que siendo tan igual a mí puedo quedarme allí y perderme ante la ilusión de estar en mí. Y no quiero. Siendo él pasión yo seré razón. Siendo él emoción seré yo pensamiento. Siendo él caos, seré yo orden. Ese es el equilibrio, la armonía, la felicidad plena.....
GENESIS
Deja que te seduzca
ángel exhausto del dolor y de la pena
Deja que me apodere
de la mirada de tus ojos tan divinos
Deja que sople sobre el barro
y reconstruya tu derrumbe interno
Deja que te ame, te quite el cansancio, el dolor, las penas
que cure tus alas y te enseñe a volar de nuevo
Déjame apretarte en abrazo eterno
-como los del Encuentro el jueves y de mi casa
de ayer viernes-
y completar con ellos mi nuevo cielo
para que al estar concluido en sus mínimos
detalles
poder invitarte a entrar a tomar posesión de él
y ayudarte así a reinventar en 7 días el tuyo
Deja revolotear
libre mi locura creativa
junto a tu luna escorpiona
Deja que levante tus aguas con viento geminiano
acaricie tus cabellos y bese tus pies de muso
Deja que mi voz se fusione con tu verbo en
Génesis
para atraer el origen de todo Universo creado
Cholopo
disfrutaba aquellas caricias, abrazos y besos. Quería explicárselo todo pero no
podía. ¿Quien explica lo superior? ¿Quien explica el amor? ¿Quien explica el
cielo? Cuando murió se dio cuenta que todo eso es inexplicable. Todo ha querido
salir en los trazos de sus pinceles. Ya había creado una obra con diferencias
asombrosas a lo que había hecho antes. Su amigo Mario lo había percibido. Ojalá
sea cierto, le dijo a Ces cuando éste le comentó que eso parecía estaba
sucediendo porque él necesita del cambio que sólo el amor puede darle.
Pese el olor a sudor y el sabor a
sal, Cholopo besaba el cuello de Ces. Era un éxtasis profundo. No quiero perder
la razón, pensaba. ¿Hay razón en el cielo? Sé que estoy en el cielo pero no sé
en qué confín del mismo. Por eso no quise ver la pintura, temiendo un confín de
locura... de irracionalidad... de instinto inferior. De pronto se dio cuenta
que Cholopo cerraba los ojos al besar. ¿Por qué me tensaba tanto este momento
que he deseado desde que lo conocí? Mi miedo no es a que no lo entienda. Es a no enterarme yo
mismo. Y pensó en convertir aquel éxtasis en un coito pero algo le dijo que aun
no era el momento. Mucha calentura, si. Pero más lo otro: El amor... el cielo.
Un cielo más sutil que aquel que inundó en rayos la ciudad aquel medio día del
viernes 5 de septiembre.... Carlos Hugo no llegaba al almuerzo. Se demoró. Pero
llego. Almorzaron. Al despedirse, Ces le dijo que tenía unos ojos lindísimos y
se apretaron al despedirse en el estacionamiento. El cielo empezó a despejarse
y Ces decidió caminar a pie para meditar mientras se dirigía al café de
Augusto. Caminó varios kilómetros sin cansarse. Al llegar a El Encuentro, alguien
que trataba de llamar en la cabina telefónica de enfrente y tenía algo envuelto
en nylon en la reja de la puerta, le dijo: No hay nadie. Claro que si, dijo
Ces. Y pensó: Este desconocido no tiene la menor idea de que yo vengo aquí casi
todos los días y sé que están todos adentro. Pero sigámosle la corriente y
quitémosle lo desconocido.
Yo me llamo Cholopo. Mi signo es Escorpio. Soy Escorpio Águila. Cumplo años el 1 de noviembre. Tengo 35 años. Soy pintor. Amigo de augusto. Mi número es el 9. Es el colmo, usted me conoce más que yo a usted. Yo me llamo Ces. Mi signo es Géminis. Soy entrometido. Cumplo años el 6 de junio. Tengo 38 años. Soy también artista pero de otra rama. Amigo y ayudante de Augusto. Mi número es el 7. Es el colmo, yo lo conozco más que usted a mí. Los dos sintieron la misma electricidad que generaban los rayos en el firmamento. De pronto alguien abrió la puerta y Cholopo se dio cuenta que Ces tenia la razón.
Me sentía acosado... acosado por sus preguntas... por invadir mi intimidad y luego porque yo teniendo mi vida planificada ya no podía seguir mis patrones. Ces le dijo que se callara y como Cholopo no lo hizo lo silenció con un beso que disfrutaron los dos sobremanera. Y eso -pensó Ces- que no le dije que lo reconocí al darme cuenta que en aquellos tanates iban sus pinturas. Este es sin duda, pensé, el pintor que dice Augusto que no pinta al pintar. Pero que por ser pintor algún día tenía que lograr a pintar.
Yo me llamo Cholopo. Mi signo es Escorpio. Soy Escorpio Águila. Cumplo años el 1 de noviembre. Tengo 35 años. Soy pintor. Amigo de augusto. Mi número es el 9. Es el colmo, usted me conoce más que yo a usted. Yo me llamo Ces. Mi signo es Géminis. Soy entrometido. Cumplo años el 6 de junio. Tengo 38 años. Soy también artista pero de otra rama. Amigo y ayudante de Augusto. Mi número es el 7. Es el colmo, yo lo conozco más que usted a mí. Los dos sintieron la misma electricidad que generaban los rayos en el firmamento. De pronto alguien abrió la puerta y Cholopo se dio cuenta que Ces tenia la razón.
Me sentía acosado... acosado por sus preguntas... por invadir mi intimidad y luego porque yo teniendo mi vida planificada ya no podía seguir mis patrones. Ces le dijo que se callara y como Cholopo no lo hizo lo silenció con un beso que disfrutaron los dos sobremanera. Y eso -pensó Ces- que no le dije que lo reconocí al darme cuenta que en aquellos tanates iban sus pinturas. Este es sin duda, pensé, el pintor que dice Augusto que no pinta al pintar. Pero que por ser pintor algún día tenía que lograr a pintar.
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