miércoles, 28 de agosto de 2013

El sombrero de Vida, 3

El sombrero de Vida

Novela de Augusto Cesar

A Vidalia Gutiérrez, la dama de los sombreros


“La realidad es un revoltijo, no alcanzamos a medirla o descifrarla porque todo ocurre al mismo tiempo. Mientras usted y yo, hablamos aquí, a su espalda  Cristóbal Colón está inventando América y esos mismos indios que lo reciben en el vidrio de la ventana, están todavía desnudos en la selva a pocas horas de esta oficina y seguirán estando allí dentro de cien años. Yo trato de abrirme camino en ese laberinto,. De poner un poco de orden en tanto caos, de hacer la existencia más tolerable. Cuando escribo cuento la vida como a mí me gustaría que fuera”,  Isabel Allende en Eva Luna.


A don Enrique Godoy, el gran novelista después de Asturias. A Ligia Villagrán, psicoastróloga de mi alma.


“... mientras pudiéramos permanecer callados era como si nada hubiese sucedido, lo que no se nombra casi no existe, el silencio lo va borrando hasta hacerlo desaparecer...”,  Isabel Allende en Eva Luna.




3

En El Salvador decidí andar de hombre para no llamar la atención. Disfrutaba de una vida de reina con aquellos dólares mal ganados en Tegucigalpa. No sabía qué iba a suceder si el dinero se acababa. Pero eso faltaba mucho. En la suite presidencial de aquel Hotel era la dueña y señora de la exclusiva colonia San Benito.
Tenía los hombres que quería, comía de los mejores manjares y me daba el lujo de que lo que sobraba se repartiera entre los obreros que esperan trabajo en el Parque Central. Bebía lo más caro y cuando me aburría, convidaba al botones. En confianza, éste me contó que algunos de los personeros del Hotel se preguntaban si yo era narcotraficante o no, lo cual a la larga no era importante.
Así que inventé era hija de un acaudalado macho mexicano que me envió a Centroamérica por ser la oveja negra de la familia que siempre repite los cursos en la carrera que fue obligada a estudiar. Que una vez mi hermano mayor quiso hasta violarme para quitarme lo joto y me obligaba en privado a hacer cosas rudas de hombre, lo cual amargaba mucho a mis otros hermanos.
Mi madre, avergonzada de mi condición gay es la que me envía el dinero aterrada por sus remordimientos que le hacen cuestionarse en qué falló para que yo me desviara y en el hecho de que si sus amigos se enteran, sería el escándalo. Así que les convenía más tenerme lejos que cerca.
El botones regó la historia y dejaron todos de fastidiar. Cuando el político llegó  buscarme a  recepción, dijo que era mi hermano y todos pensaron iba a haber un problema... así que decidieron estar atentos.  Con estos detalles, que sólo el destino pudo fraguar, el plan de Regidor de Tegucigalpa estaba saliendo mejor de lo que pensaron él y los suyos.
Estaba dándome un baño de burbujas cuando tocaron. Me puse la toalla para ocultar mi intimidad y abrí. Casi caigo de sus cuando vi al político acompañado de sus guardaespaldas. Todos entraron violentamente y él empezó a pegarme.
-Maldita hija de la gran puta, traidora. Te burlaste de mis sentimientos más profundos.
-Por favor no me pegues. Yo...
-¿Quién te dió ese dinero? ¿Quién te contrató?
-El Regidor.
-Mientes. El me puso al tanto de todo...
En ese momento sentí que aquellos eran mis últimos momentos.
-El me dió el dinero, te lo juro.
Adiviné sus intenciones en los ojos.  Aquellos ojos que me habían visto con tanto amor, me odiaban.  Me arrancó la toalla y me obligó a voltearme. Se bajó el ziper. Se saco el pene. Pero se puso a llorar creyéndome más traidora de lo que yo era y más baja de lo que yo era. Dejó de cabalgarme y con una seña dijo a aquellos cinco hombres que hicieran lo que él no podía hacer.
Mientras me violaban me di cuenta que la estupidez más grande que podemos hacer es jugar con el amor. El político me amaba y era lo mejor que había podido encontrar en mi vida. Pero me dejé cegar por el dinero.
 Me haló del pelo para que sus ojos se cruzaran con los míos. Había más tristeza en él que en mí porque yo en el fondo, sabía, me merecía aquella humillación...
-¿Te duele? ¿Te destrozan las entrañas? Asi me dolió y me destrozó tu traición.
Mientras aquellos hombres se complacían deshaciéndome por dentro, sin fuerzas, pensé en mis adentros, algo que quería me entendiera el político: Estás cometiendo un grave error. Te traicioné. Pero no como crees.
Después de violarme empezaron aquellos hombres a arreglarse sus braguetas, cinturones y camisas para que aparentemente todo quedara como si nada. El político tomó una botella, al verla grité....
-No... Eso no me metas... por favor...
Quebró la botella mientras yo en posición fetal defendía mi ano sangrante.
-Decime quién te pagó... quién....
-Ya te dije... fue el Regidor...
Rasgó mi yugular, cuando la puerta se abrió de súbito. Era la policía, la administración del hotel y el Regidor de Tegucigalpa mas un sin fin de fotógrafos y periodistas....
El político asombrado se dió cuenta que todo había sido una trampa. Que yo no le mentí. Asi que me abrazó.
-Mi amor, perdóname....
-No. Debes perdonarme tú porque lo que hiciste fue pensando en que yo era más culpable. Pero si te traicioné. Me vendí y por unos dólares me burlé del amor.
El Regidor y unos periodistas tomaron las cámaras que estaban escondidas y se repartieron el botín. Uno de los policías esposó al político y unos enfermeros, con ayuda del botones amigo, me colocaron sobre una camilla.
Subieron la camilla, para conducirme a una ambulancia que a lo lejos se oía, cuando el Regidor se me acercó y ocultando su bajeza
-Perdóneme su Majestad,  por no venir a tiempo, me dijo.
-¿Usted quién es?, indagó el botones amigo al grueso hondureño.
-El Regidor de Tegucigalpa que ha estado al tanto de las maldades de este político. Pero no pensé que fuera tan atroz y le hiciera eso a esta actriz con quien se han amado profundamente. Yo sé que nuestros pueblos son atrasados pero nunca pensé que esto llegara a tanto Debemos limpiar nuestras sociedad de escoria como esa.
-¿Qué va a pasar con la Travesti?
-Más le valiera morirse.
-¿Por qué señor Regidor?
-A veces es mejor la muerte, pienso yo. Imagínese todo lo que le hicieron a la pobre...
Empezaron a conducirme mientras a lo lejos percibía la sonrisa del Regidor. De pronto se apagó la luz y a lo lejos empecé a escuchar un aplauso sonoro. No cabe duda que había muerto la Travesti

Me pareció de lo más morboso que Cholopo mandara a enmarcar aquella radiografía de su estómago donde se veía aquella serpiente viviendo en medio del jugo gástrico.
-Que asquerosa es esa solitaria, le dije. Y ¿qué onda con enmarcar esto?
-No es una vulgar solitaria. Es una hermosa Tapalcúa de Chocoyá.
Días antes de la experiencia de la penca de guineo descrita anteriormente, Cholopo bajó a ese mismo rincón pero, acuclillado en el suelo y antes de meterse la fruta en el culo, decidió defecar, razón por la cual mientras pujaba en el monte para que le salieran las eses, se le metió una de esas culebras que cuentan se introducen en el ano.
-Sentí tan rico, pero tan rico mientras la anímala se metía que no me di cuenta que en vez de salir eses era ella la que entraba. No sabés el placer que me dio la que creí fue la mejor cagada de mi vida. Ni limpiarme quería. Pero al darme cuenta que no había mierda en el suelo, me asusté. Así que decidí sacarme una radiografía para estar seguro.
-¿Te dieron en el hospital algún medicamento para matar ese animal que se te metió?
-Si. Pero no quiero matarlo. Por eso me asusté cuando Eleazar me succionaba el ano, la última vez que tuvimos relaciones sexuales y se le trabó entre los dientes. Lo eché a patadas porque no iba a permitir me quitara la única y verdadera compañía que tengo. Siento es como mi hijo.
¡Vaya si no!, pensé. Este es como una serpiente venenosa que sólo puede parir idems.
Y es que tenía que pensar que Cholopo era una serpiente y no precisamente por la Tapalcúa que tenía en el estómago. Cuando conocí la pocilga en la que vive y verla rodeada de monte muerto... saber que los trastos los lava en la taza del inodoro... que alrededor de su cama y debajo de ella deposita ropa podrida que apesta y que disimula con sábanas tiesas del semen que se limpia cuando se masturban él y sus amantes... que la pared que tiene enfrente está pringada también  de ese líquido que nunca limpia... lo primero que pensé es que es un cerdo. Pero los cerdos no seducen, cautivan e hipnotizan como él lo hace con todos aquellos indios a los que usa para su satisfacción sexual en su cama. Eso sólo lo hacen las serpientes y los que más atraídos se sienten a estos animalitos son los más jóvenes y Cholopo en ese sentido es un corruptor de menores como lo muestra su relación con Quique, el que le deja la bicicleta a las once de la noche y que ni siquiera sabe que aquellas sobadas a su pene, aquellos jalones a sus incipientes vellos púbicos, aquellas lamidas a sus pezones tiernos, aquellas penetraciones a su ano con los dedos o el pene son prohibidas por las más elementales leyes... jurídicas ...de la decencia ...de la cordura. Cuando se lo hice ver, me dijo que no me preocupara por los términos jurídicos. Que él sabía lo que hacía. Que los indios estaban para ser usados por seres superiores como él. Es cuestión de naturalezas, me amonestó, que tú no lo hagas no significa que otros no lo hagamos.
Cholopo, como todo nazi se siente superior. Pero argumentaba su superioridad con sus nahuales. Decía que el que le afecta y por ello no era completamente es el de concepción. Pero que el de nacimiento y futuro lo ubicaban en una especie de Nirvana que era la pocilga en la que vivía. Mi número es superior al tuyo, me repetía constantemente y si bien es cierto podemos ayudarnos jamás nos comprenderíamos del todo porque yo pertenezco a los nahuales que están en el brazo de la cruz y tú en la línea vertical. Pero como yo soy superior hasta en mi número, soy más fuerte y puedo entenderte. Por eso perdono tus intrigas, infamias, malas intenciones e historias que pones siempre en tu mente. Por ello lo que tu llamas lógica para mí es estorbo y lo que yo hago te parecerá repugnante. Me pregunto a la fecha por qué soportaba tantas faltas de respeto y agresiones psicológicas. Obviamente, quería ayudarlo en mi afán vital de meterme donde no me llaman. Sabía que internado en un sanatorio podría descansar y superar toda su problemática. Pero las cosas, sobretodo las ofensas, la falta de lógica, nos quitaban cada vez más la iniciativa y dañaban cada vez más nuestra amistad aunque no me diera yo cuenta o no quisiera aceptarlo.
La paradoja más grande que observaron nuestros amigos mutuos fue cuando se dieron cuenta que Cholopo decía a todos que yo le registraba y todos sabían que no tenía en su casa nada valioso, que valiera la pena. Ni siquiera las joyas de su madre valen un céntimo. Menos las piezas pictóricas originales –de Garavito- que dice tener y que una museógrafa descubrió eran falsas. Quizá lo único valioso que tenía y no por ser documento histórico sino por ser una pieza clave para descubrir el por qué de su naturaleza cual muestra de ADN es su credencial de las Patrullas de Autodefensa Civil.
Cholopo es uno de los malos patriotas que andan exigiendo a los gobiernos dinero en pago a sus “servicios a la patria”, dicen ellos, que consistieron en ponerse al servicio del Ejército asesino del pueblo y no enfrentar con hombría a genocidas sino lamerles las botas, rascarles la espalda y quitarles la mugre de en medio de los dedos de los pies para conservar su confort. Los guerrilleros, también genocidas y asesinos del pueblo, eran de su preferencia pero estos no pagaban… tenían menos poder que los otros.
Cholopo no tuvo miramiento en honor a su propia comodidad y aprendió a manejar armas y a ser servil a aquellos que ni su madre podía ver.
-Le di las nalgas a un oficial, cuenta, para que me dejaran vigilando mi propia casa. El trabajo más pesado no lo hice en la montaña sino en la carretera cuando me tocaba, con pasamontañas, ir a ver quienes venían en las camionetas y bajar a quien quisiéramos para matarlo en el camino. Era como un deporte pero no teníamos de otra porque si en el cuartel se enteraban que no matábamos a un enemigo de la patria diario pensaban inmediatamente que estábamos de parte de los guerrilleros, lo cual, a mi, por lo menos, no me convenía. El negocio es bueno, Mario, porque ahora yo ni siquiera voy a protestar y me han dado mi dinerito. Todo gracias a esta credencial. ¿Qué te parece como salgo en la foto? Aunque no creás que todo fue fácil porque cuando se asustaba el oficial al que le di las nalgas del cuartel, me tenía que esconder para que los que me llevaban ganas y decían me aprovechaba de la situación no me pusieran a hacer cosas embarazosas. Pocas veces no me pude zafar y en ese momento me enviaron a Zacualpa, una vez... a poblados lejanos otras veces y a emboscar a Carpio, otra. Pero  si mi papá lo hizo en Europa por qué no iba a hacerlo yo aquí. De todos modos ya sabés lo que pienso de  los indios. Pero dime, insistió, ¿qué te parece como salgo en esa foto?
-No sé, le dije, estupefacto ante tanto cinismo. Mejor dime tú qué decía tu mamá...
Según yo estaba desviando la conversación a otros rumbos. De nuevo Cholopo volvió a darme los ojos. Pero no era él sino su madre.
-Qué bueno Rodolfo... qué bueno....
Yo era Rodolfo y él su madre. Así que decidí entrar en el juego.
-¿Qué bueno qué cosa mami?, le dije.
-No saliste con esa risa de payaso que tanto asco me da.
Sabiendo que allí podía llegar a averiguar algo importante e intuyendo que Cholopo había perdido la noción del presente, del pasado y del futuro decidí decir:  -¿Por qué me tratas tan mal mami? ¿Porque en tu entierro quise ser yo y me vestí de rojo?
-No querías ir, imbecil. No querías ir y por eso te dormiste en el autobús. Al llegar, maldeciste a mi familia por pedirte te cambiaras y te pusieras de negro. No engañaste ni siquiera al esposo de tu prima, el médico, que me atendió y te reclamaba tu comportamiento de mal hijo para conmigo en mis últimos días.  Pero todo eso te lo perdoné menos una cosa...
-¿Qué cosa mami?
-Que dices que vas a rezar a mi tumba y no es a eso a lo que vas pese a que enciendes velas y llevas rosario.
-¿Y qué se supone que voy a hacer mami?
-No seas cínico Rodolfo porque te voy a dar una bofetada, dijo doña Julia mientras yo la esquivaba. Vas a mi tumba a coger encima de mí. Estaba yo recién muerta cuando empezaste a hacer esa porquería sobre mi cadáver.
Quedé más que estúpido. No podía creer aquello que estaba oyendo. Cuando indagué con sutileza a Cholopo, fue cuando le pedí ir al Cementerio en Jueves Santo para ver el rito de las velas. Corrobó aquella información que me dio convertido en su madre y de cuyos trances no recuerda, dice, aunque creo que si tiene idea ocurren.
Tal y como se lo comenté a nuestros amigos, sobretodo a Raúl que es como mi hermano, lo primero que pensé es que yo que respeto tanto a mis ancestros y los venero por ser la fuente de lo que soy, no haría eso... No cabe duda que Cholopo tenía razón: Somos diferentes aunque para el efecto no es necesario que sus nahuales estén en el brazo de la cruz y los míos en la línea vertical. La lógica y la docencia no tienen nada que ver con eso, creo.
Y de nuevo esa visión espantosa, con sabor a futuro incierto. En un momento me abstraje de la realidad como si hubiera ingerido cocaína o cualesquiera de las drogas con las que se cruza Cholopo. Un mendigo, al que todos creen borracho deambulando por las calles, pidiendo limosna. Apestoso. Al que todos los niños mofan. Del que toda mujer huye. Del que todo hombre cuchichea. Y al que todos llaman mosh achí (literalmente loco, hombre = hombre loco) en claro y perfecto quiché. A quien  el suelo sostiene con su mano para que no se vaya lejos, no se escape y cumpla su destino y cumpla maldiciones ancestrales, de deudas pendientes de un pasado que él mismo ignora. La tumba de doña Julia y todo el cementerio de Chichicastenango parecieron temblar y decir también a gritos MOSH ACHI.
-¿Por qué no respetas la tumba de tu madre?, le dije casi llorando.
-Porque era una india hija de la gran puta como todos. ¿Sabes qué es lo peor que hizo? ¡Parirme!
-Tú no amas la vida. Por eso no te quieres. ¡Qué triste!
Fue una de las tres veces que estando ante Cholopo sentí desfallecer ante lo que me decía.
-Pero no siempre es placentero, me aclaró, porque, a veces, cuando no llega nadie a coger conmigo me meto las candelas que enciendo y se me quema el fondío y me duele... me duele mucho el culo. Cada pecado trae su propia penitencia
Cada cagada su propia hedentina
Cada placer su propio dolor
Cada amor su propio odio
Cada vida su propia muerte
Cada madre su propio hijo
Cada hijo, su propia madre. Lo digo por la mía. Aunque también pudiera decirlo por mi papá. Por algo se encontraron. Por algo se amaron. Por algo me engendraron.

Después de mi asesinato, el botones amigo que trabajaba en el hotel de la Colonia San Benito de San Salvador por poco se muere al recibir la visita de mi hermano. Creyó era yo porque somos casi idénticos. Con la diferencia que él es más joven. Al identificarse, se hicieron buenos amigos y compartieron hasta sus más íntimos secretos heterosexuales.
-A mi tu hermana me ponía nervioso en un principio porque pensaba quería algo conmigo. Pero no. Era muy respetuosa y sabía guardar bien las distancias por mucha confianza que uno le diera. Me enseñó que los gay no son lo que pensamos: Unos pervertidos que sólo andan viendo como vuelven gay a los demás. Por eso su muerte me afectó. Me quitó la homofobia de una vez por todas.
-Lo sé. Por eso al primero que pensé en buscar fue a ti para que me ayudes a vengarla.
-Ya me dieron permiso en el Hotel para ausentarme tres meses e irme contigo a Tegucigalpa. He analizado bien tu plan y tienes razón: Al último que debes acercarte es al político porque ya todos sabemos que fue la principal víctima y amaba a la Travesti.
El plan de mi hermano era muy simple: Hacer por cualquier forma que el Regidor de Tegucigalpa confesara y para el efecto emplearía los mismos métodos de grabación. Al enemigo, decía mi hermano experto en investigaciones policiacas complicadas, hay que atacarlo siempre con sus mismas armas. La estrategia de apoyo era igual de simple: Microfilmar conversaciones con los guardaespaldas del político que me violaron aprovechando sus cargos de conciencia y con periodistas cómplices que por dólares traicionarían al Regidor como traicionaron al político.
Así que ni bien el botones amigo y mi hermano estuvieron en Tegucigalpa, lo primero fue ir a la prisión. Se hicieron presentes a la Penitenciaria Central donde estaban recluidos los guardaespaldas violadores. Sólo uno de ellos quiso hablar porque los demás habían encontrado en el Evangelio de Jesucristo el bálsamo para sus culpas y errores.
-A mi ni Jesús me ayudaría, dijo el guardaespaldas atormentado, porque fui yo quien le aconsejó al jefe le diéramos una lección a la Travesti. La odiaba por lo que era. Por enloquecer a los hombres. Por querer ser la mujer de mi patrón. La verdad es que no eran malas mis intenciones y eso Dios lo sabe perfectamente. Creí que la Travestí era un ente salido del infierno para destruir a mi patrón. Nunca imaginé que él no era un hombre como usted o como yo sino que era hombre, ¡claro! pero con otra clase de gustos. Cuando yo le preguntaba, me decía que había refinado sus placeres. Pero yo siempre pensé que era brujería o algo así. Quise entenderlo leyendo libros de Medicina pero mi educación es mi educación, mis principios morales son mis principios morales y mi religión es mi religión. No sé de qué me sirven si estoy lleno de remordimientos por ser el autor intelectual de esas cosas tan feas que le pasaron a la Travesti y de haberle terminado de envenenar la cabeza a mi patrón y ella como que si nada dicen que está en el cielo. Hay agrupaciones en Estados Unidos que piensan canonizarla aunque dudo que el Papa lo consienta. ¿Y mi patrón? Metido en su mundo, en el manicomio de Tegucigalpa. Yo aquí, en cambio, con la conciencia que me muerde, como un perro rabioso que no me deja en paz. Y no crea que es por estar en la cárcel. Donde quiera que estuviera en este momento sería lo mismo. Por eso sé que al salir en libertad va a ser lo mismo. No sé si suicidándome arreglaría las cosas. Ya le dije que mi educación es mi educación, mis principios morales son mis principios morales y mi religión es mi religión. Ojalá de algo sirva lo que le estoy diciendo. Que me sirva a mí...
-Usted tiene que entender, dijo mi hermano, que a la Travesti no la mató usted. Fue escogida para hundir a su patrón y usted sólo hizo lo que hizo.  Por eso le ruego que detalle a detalle, me relate qué fue lo que pasó cuando murió la Travesti.
-Pese a que mi educación es mi educación, mis principios morales son mis principios morales y mi religión es mi religión sentí rico cogérmela. Y es que como le decía no sé de que me sirven mi educación que es mi educación, mis principios morales que son mis principios morales y mi religión que es mi religión porque con mi mujer hacemos  siempre el sexo anal y es el que más gozamos. Pero mi educación, principios y religión dicen que eso es sodomía. He de confesarle que me gusta usar mi pene para sentirme dominador. Por eso no podía permitir que el futuro presidente de la República en vez de penetrador fuera penetrado. Creo que eso es Psicología Social o interés por la Patria.
Mi hermano, poco a poco, fue consiguiendo el guardaespaldas ordenara el relato. Le hubiese gustado obviar detalles como los anteriores y opiniones porque los mismos harían aparecer, para quien no tuviera más información, al guardaespaldas como el único culpable cuando en realidad  el único culpable de todo era el Regidor de Tegucigalpa. Pero si de algo sirvió la experiencia con aquel guardaespaldas es que convenció a los otros para que declaran ante el alivio que su camarada les dijo obtuvo después de relatar todo a mi hermano.
Ninguno de ellos supo que mi hermano era mi hermano sino cada quien creyó aportaba su granito de arena para lo que fuera: Desde un estudio psicológico sobre homosexualidad y travestismo hasta testimonios pseudoevangélicos de que este mundo es una porquería y se había convertido en la sucursal moderna de Sodoma y Gomorra. No cabe duda que a cada quien mi muerte le entró de distinta forma. Y tal parece que la penetrada no fui yo sino que  mis violadores. Como si se hubiera invertido el proceso. Y es que si bien ellos entraron a mi cuerpo destrozándolo, yo, al mismo tiempo, entré a su alma haciendo más estragos que ellos en mí.  Mi hermano, al llegar a esa conclusión, logró un poco de sosiego. El dolor de ella era del culo. El de ellos, del alma, decía constantemente a nuestro amigo, el botones.
-Cada quien es distinto pero el resultado es el mismo. Uno por sus remordimientos. Otro por su homofobia. Otro por su fanatismo religioso. Otro por aquí y allá... Otro por lo que fuera. Mi hermana, la Travesti es una mártir. Enviaré todos estos testimonios a cualquier país del mundo  para quienes quieran acuerpar el proceso de beatificación y posterior canonización. Ya es hora que los gay tengan uno como ellos en los altares y dejen en paz de una vez por todas a San Sebastián que llegó a los altares no precisamente por hueco y a quien, desde la tierra comprometen los homosexuales de todas las nacionalidades, en el cielo al lanzarle oraciones, peticiones y novenarios con clandestinos y que se salen de sus atribuciones adjudicadas por el Derecho Canónico a quien las iconografía representa retorcido, aunque sexy, penetrado por muchas flechas a lo que sin duda sus fieles del tercer sexo adjudican carácter fálico. CONTINUARA



Ella, la tercera en la foto, es Vidalia Gutierrez, la dama de los sombreros, a quienes l@s que la amamos llamamos cariñosamente Vida porque es precisamente eso para tod@s los que tenemos la dicha de conocerla en esta encarnación, ¡pura vida! Durante muchos años Vidalia fue la promotora de la fabricación de sombreros y muchas generaciones crecieron con los mismos. Hasta que se aburrió y decidió ir a radicar a Estados Unidos desde donde supuestamente envía el sombrero mágico de esta historia. La foto fue tomada en uno de sus viajes a Guatemala en Antigua Guatemala a donde viajo para almorzar en las ruinas de dicha ciudad con el autor de la novela. Los acompaña la madre de este.

miércoles, 21 de agosto de 2013

El sombrero de Vida, 2

El sombrero de Vida

Novela de Augusto Cesar

A Vidalia Gutiérrez, la dama de los sombreros


“La realidad es un revoltijo, no alcanzamos a medirla o descifrarla porque todo ocurre al mismo tiempo. Mientras usted y yo, hablamos aquí, a su espalda  Cristóbal Colón está inventando América y esos mismos indios que lo reciben en el vidrio de la ventana, están todavía desnudos en la selva a pocas horas de esta oficina y seguirán estando allí dentro de cien años. Yo trato de abrirme camino en ese laberinto,. De poner un poco de orden en tanto caos, de hacer la existencia más tolerable. Cuando escribo cuento la vida como a mí me gustaría que fuera”,  Isabel Allende en Eva Luna.


A don Enrique Godoy, el gran novelista después de Asturias. A Ligia Villagrán, psicoastróloga de mi alma.


“... mientras pudiéramos permanecer callados era como si nada hubiese sucedido, lo que no se nombra casi no existe, el silencio lo va borrando hasta hacerlo desaparecer...”,  Isabel Allende en Eva Luna.


2

El Regidor me obsequió con un traje de calle traído de Europa. La intención era impresionar al político. Fui a verlo a su oficina. Lo logré porque si le gustaba cualquiera de mis vestidos de mujer, este era especial, diseñado exclusivamente para impresionarlo. Para que me soltara más su confianza. Me tenía tanta que me dió una llave de la Oficina
Cuando llegué, él aun no había llegado e indagué  la cámara que estaba en el reloj. Dije uno de mis cortos monólogos: Hoy es el día amigos patrocinadores en que ustedes tendrán la verdad que quieren obtener por mi medio. Estoy vestida con este modelo europeo para la ocasión. Aunque la verdad desnuda, la obtendré desnuda. Si todo resulta como lo planeamos, mañana mismo habré regresado a mi país. Me está ya asfixiando el calor de Tegucigalpa. Y eso que es una de las cosas que más me gustan de esta ciudad.
Llegó el político más apasionado que nunca. Había una ternura que antes no percibía en sus ojos. Lo engarabaté sobre el escritorio y le hice el amor.
-Sólo tú me haces sentir así, me dijo. Me metes tanta fuerza cuando me haces esto que ya empiezo a amarte.
¡Qué lastima!, pensé. Y qué pura mierda puedo ser. Pero para esto me han dado 200 mil dólares. No cabe duda que parte del plan era deshacer al político moralmente. ¿Y yo que siento por él? Ni lastima.  Aprendí desde niño que sólo hay dos caminos: El de los inteligentes y el de los estúpidos. Si se decide uno por el primero, los estúpidos son los primeros que no deben importarnos.
-Te amo, mi reina.
-Yo también, le dije pensando al mismo tiempo en mis adentros: Uyy qué mentirosa. No. Una gran actriz, es lo que soy. Contratada  en el mejor papel de su vida,  en el mejor pagado...
-Sólo hay algo que me preocupa, le dije.
-Que soy político y que, por eso, estoy embarrado de mierda. Pero aquí tenemos que hacer esa cosa para sobrevivir.
-Como nosotras las travestis.
-Debemos estar pendientes de chantajes, enemigos, la prensa... Es difícil ser uno mismo y contigo me siento yo mismo. Por eso es que he empezado a amarte.
-No me refería a tu profesión, sino a ti. Me preocupa que, en realidad, seas un asesino. Temo por cuál puede ser mi futuro si, en realidad, mataste a tu esposa.
-Prefiero no hablar de eso.
-Yo tampoco –empecé a vestirme- pero es necesario en nombre del amor.
-Está bien, dijo empezando a vestirse también, yo si la maté...
-Sabía esa era la respuesta.
-Con ayuda de mis correligionarios más cercanos pude desaparecer todas las pruebas.
-Eso también lo sabía porque es lógico. ¿Fue un accidente que aprovecharon tus enemigos?
-No.
-¿Por qué la mataste?
-Tú sabes que yo no puedo vivir sin hombre. Yo era amante de mi secretario.
-Y la usaste a ella como pantalla y por eso te casaste con ella. Y, como toda mujer al darse cuenta es usada, se vengó y...
-El trabajaba conmigo en esta oficina. Me hacía lo mismo que tú me haces aquí. De alguna forma ella nos descubrió y no le basto chantajearnos. Pidió el divorcio y quería destruirme haciéndole llegar toda la información al ahora Regidor. Por eso el salió acusándome en la televisión.
-Allí fue donde me enteré, dije ajustándole la corbata. Aunque no creo haya sido necesario matarla.
-Por supuesto que si. Porque mi amor no aguantó las presiones y, por eso, se suicidó. ¿Comprendes? Era tan bueno que para no involucrarme se fue a Miami y se suicidó allá.
No pude contenerme y lo abracé para apretarlo.
-Perdí a mi amor por culpa de ella. Lo amaba como te amo ahora a ti. También estuve a punto de matarlo cuando creí que por su culpa, mi mujer lo supo todo. Pensé quería separarnos por celos. Pero todo se aclaró.
-Como todo buen machista, no pensaste en los sentimientos de él ni de ella.
-Y si estamos hablando con la verdad, en ese sentido si tienes razón de temer. No hubiera resistido una traición de él.  Lo sabía él como ahora lo sabes tú: No tolero la traición.
-¿Ves que tenía razón para estar asustada?  Tú sabes que soy muy libre. Y no me gustan los triángulos, los juegos de engaños y desconfianzas.
-Tú ya no eres libre. Ahora me perteneces. Eres mía, mi amor. A partir de ahora, yo cubriré todos tus gastos. No quiero que nadie más se te acerque.
-Soy tuya. Pero no tu objeto. Mis planes no cambian. Debo estar en Guatemala. Tú sabes que soy actriz. Me conociste así y... no me hagas escoger porque no sería justo.
-Lo de ser actriz lo acepté desde un principio y mantengo mi palabra. Pero cuidado me traicionas de la manera que sea.
Me dió un empujón que caí sentado sobre la silla del escritorio. Me puso las manos en el cuello sin apretar.
-Si tu me traicionas, te mato. ¡Te mato!

Algo extraño me parecía aquel río que pasaba bajo el Puente de Chinique. Parecía limpio, pero al mismo tiempo sucio. Parecía ancho, pero al mismo tiempo angosto. Parecía pintoresco  al mismo tiempo río de aguas negras.
Chinique es uno de esos lugares contrastantes de El Quiché. Así como ofrecen simpatía sus alrededores y barrios, así ofrecen repugnancia  sus calles centrales que más parecen basurero.-Pura cosa de indios, me decía Cholopo.
-La suciedad no es cosa de indios, le dije molesto. La suciedad es cosa de gente sucia sean indios o no. Entre indios  y no indios hay gente sucia y limpia.
A veces odiaba todas esas expresiones racistas de Cholopo. Su genética nazi, así como lo volvía un loco al borde de la histeria, a veces, así  lo convertía en lo que era su padre. Y es que si la mayoría de nuestros amigos pensaba que se transmutaba en su madre como en la película “Psicosis” era porque ignoraban su procedencia paterna, de la cual quiso deshacerse quitándose el apellido.
El padre de Cholopo fue un nazi, venido de Alemania. Si bien es cierto predica ser de apellido Roca Luna esos son los apellidos de su madre. El paterno es Engebel y ese se lo quitó queriendo borrar todo vestigio paterno sin saber que las más de las veces él no era  doña Julia sino en el asesino que se vino huyendo en Alemania... se cogió  a su madre y la abandonó cuando el niño era muy niño.
En medio de su psicopatía, Cholopo, está consciente de lo que hace. Sabe que creen que su locura es de lo Roca por su prima, la  ninfómana y enferma mental a quien no aguanta ningún hombre ni siquiera por escrito o en fotografía.
-Todas las Rocas son locas. Era el chiste que yo le hacia refiriéndome a la locura de su prima  y a la homosexualidad de Cholopo.
Y de nuevo esa visión espantosa, con sabor a futuro incierto. En un momento me abstraje de la realidad como si hubiera ingerido cocaína o cualesquiera de las drogas con las que se cruza Cholopo. Un mendigo, al que todos creen borracho deambulando por las calles, pidiendo limosna. Apestoso. Al que todos los niños mofan. Del que toda mujer huye. Del que todo hombre cuchichea. Y al que todos llaman mosh achí (literalmente loco, hombre = hombre loco) en claro y perfecto quiché. A quien  el suelo sostiene con su mano para que no se vaya lejos, no se escape y cumpla su destino y cumpla maldiciones ancestrales, de deudas pendientes de un pasado que él mismo ignora. El puente de Chinique pareció temblar y decir también a gritos MOSH ACHI.
-¿Qué te pasa Mario?, dijo Cholopo volviéndome a la realidad.
-Nada. Creo que me marié por estar sobre el puente. Eso es todo. Ya pasó.
Nunca le dije a Cholopo aquella visión.
-Parecías cruzado.
-Por las drogas no tienes dinero,¿verdad?
-¿Cómo sabes?
-Fácil es adivinarlo.  Sabes que sé y vi que Eleazar te lleva objetos robados  a tu casa y que el sexo no es la única razón por la que llega a ti a las 4 de la mañana.
-No eres ningún tonto. Te fijas en todo. Por ello aprendiste luego el arte del travestismo.
-Nunca tienes ningún centavo. ¿En qué gastas el dinero que ganas en esos robos? Respuesta más que obvia: En droga.
-Me enfermas porque contigo no puedo mantener mi imagen. Por cierto que si estamos en el momento de las verdades me gustaría saber por qué Augusto tiene tan buena opinión de ti.
De nuevo empezaba la tortura psicológica de la que no me daba cuenta y en la que Cholopo proyecta su interioridad en mí.
-No cabe duda que sabes muy bien guardar tu imagen ante él.
-A propósito de Augusto: ¿Que tal si le pido a Juan que nos ayude a colocar el Boletín Gay que producimos con Augusto en su negocio en ciudad de Guatemala? A Chichirancho, negocio de Juan en Chichicastenango, llega mucho turista y creo que es un lugar de avanzada.
-Ni se te ocurra porque te mato... Tú te vas de aquí a la capital y soy yo el que se queda en este infierno de indios. Incluso he pensado en advertir a Osorio de la clase de lugar que es ese. ¿Te imaginas con sus papás lo que van a decir?
Yo no veía la razón del escándalo ya que  todos en Guatemala sabían que yo era la  Travesti. Sobretodo, Juan. No cabe duda que era la genética nazi Así que ni bien llegué a Guatemala, le conté el incidente del puente a Augusto e ideamos una estrategia invitando a comer a Juan y Samara y a Osorio para enseñarles los detalles del lugar. Luego, se programó la exposición. Osorio me contó que Cholopo lo andaba buscando urgentemente para prevenirlo de algo. Augusto dijo que no había que temer le echara a perder su exposición. Al darse cuenta, Cholopo lo avanzados que estaban los preparativos decidió cambiar de estrategia y disfrazarse de consejero y decir a Osorio su opinión sobre los enmarcados de los cuadros.
La exposición se llevó  a cabo  Osorio, su novia y otros asistentes invitados de el, se dió cuenta que, Efraín, uno de los asistentes gay me dió un beso n la mejilla y no se escandalizaron. Osorio se sintió muy apoyado porque hasta una entrevista en uno de los diarios de más prestigio obtuvo. Cuando Cholopo se enteró empezó  a divulgar que él lo había conseguido. Que Osorio era su descubrimiento.  No quisimos arruinarle la alegría a Osorio, así que dejamos pasar el tiempo para aconsejarlo con Augusto y decirle que tuviera cuidado porque había gente fracasada a su alrededor que envidiaría su éxito artístico y económico. Nunca supo que cuando yo vi sus pinturas para llevarlas al negocio de Augusto, Cholopo habló horrores de sus cuadros.
-No podemos actuar como putas, dijo Augusto, y quedar como chismosos. Si Cholopo te dijo que guardabas imagen ante mi es porque así lo hace él, eso es obvio. Nosotros somos inteligentes y Osorio lo es. Al aconsejarlo estoy seguro sabrá de quién le hablamos.
Luego, Osorio invitó  a su familia  a una cena especial al negocio de Augusto. Como ellos también saben de comida por sus negocios, quedaron encantados. De lo gay, nadie dijo nada de nada. Y es que nosotros somos profesionales. Cholopo, en cambio, si le da clases a un niño es para cogérselo... si le sonríe a alguien es para ver que le saca... si hace un favor, es porque algún beneficio o utilidad para sí tiene pensado.

Después que el Regidor, me dió el resto del  dinero, decidí irme para a pasar una temporada a El Salvador y no llegar inmediatamente a Guatemala. No quería que cuando estallara el escándalo me encontraran yo en mi país y tener que enfrentar a la prensa. Escogí ese lugar intermedio para estar lejos y cerca de la vez. Pero, como  siempre, no supe medir consecuencias y peligros. Tenía la esperanza de que el político, entretenido con el escándalo se olvidara de mí y sabría encontrar la forma de defenderse. Hasta cierto punto me daba lástima no sólo por lo que le hice sino por su buen corazón. Me enterneció la historia del suicidio de su secretario.
Pensé que todo había estado terminado. Pero no era así. Porque me involucraron en algo más perverso. Con el único objetivo de destruir al político y los autores intelectuales del plan, Regidor incluido, ya habían  previsto lo que para mí era una esperanza. Ni siquiera me pareció extraño que no fuera el mismo Regidor el que me diera el resto del dinero sino que enviara a otra persona que dijo ser un enviado y que su patrón no quería más comprometerse por lo que venía, lo cual yo debía comprender, según me dijo.
Sabían como yo de los buenos sentimientos del político. Que seria incapaz e hacerle daño real  a quien  amaba. Así que decidieron hacerle saber de mi traición, haciéndole llegar el video. El mismo Regidor se la dio personalmente.
-Para que vea que no soy yo el que ha querido hacerle daño, le dijo. Si lo acusé fue por mi deber moral con la Patria y la sociedad a la que sirvo y que tanto me ha servido.
Le dio y le enseñó el video.
-Siempre he pensado que Honduras tiene un siglo de retraso y por eso se cree que violar la intimidad sexual de las personas es importante cuando las tendencias y todo eso es algo privado. ¿Qué importa con quién se acuesta un político toda vez cumpla con su deber como lo hacemos usted y yo?
Luego le dió un video que me tomaron a mí y al hombre que me dio la última parte del dinero.
-No crea que contradigo lo que le dije pero opino que su error ha sido siempre ser auténtico. Los travestís no lo son. Ni hombres ni mujeres. Apariencia de uno o de otro. ¿Hay allí sentimientos? No. Si los hubiese se amaran a si mismos y estarían conscientes del ridículo que hacen. Por lo tanto, no pueden amar a nadie más. Sólo utilizarlos. Y a usted lo usaron por 200 mil dólares para que confesara  lo que hizo. Me imagino que el dinero y reírse de sus sentimientos fue el móvil del asunto.
-¿Es un chantaje esto, señor Regidor?
-No. Haga con este material lo que usted quiera.
-¿Qué haría usted?
-Averiguar quiénes son mis verdaderos enemigos y no culpar al Regidor de todo.
-Entiendo. Le prometo no volveré a atacarlo sino tengo pruebas.
-Muy bien. Haga, además, que la travesti le confiese quiénes son esos enemigos.
-¿Irme A Guatemala?
-No. Está en El Salvador. En esta dirección. Allí está ella con  sus enemigos. Yo soy su amigo....
Tras darle a mi amante  mi localización en El Salvador escrita en una tarjetita, el Regidor extendió la mano para que el la estrechara creyendo en su falsa amistad. Parecía otro brindis por una nueva traición como el que él y yo hicimos en Hotel Honduras.

Chocoyá es un lugar virgen, en uno de los barrancos de Chichicastenango. Pareciera que allí moran los dioses más hermosos de la mitología Quiché. Cuando uno va bajando, se encuentra con terreno de distinto tipo y los caminos que fueron hechos por el hombre para el transitar de vehículos, se han resistido a extinguirse destruyéndose, razón por la cual, si se quiere acceder de cualesquiera de los puntos cardinales debe ser a pie.
El camino que más me fascinó es el primero que conocí y que, en cierto momento se convierte en una alameda de pinos. Cholopo, con la grosería que lo caracteriza, quiso bajáramos corriendo, sin tomar en cuenta la herida de mi pie izquierdo. Cuando se la quise enseñar, diciéndole que era la razón por la que no corría, no quiso verla. Se sintió mal. Pero la cosa no duró mucho porque mientras yo bebía del botellón plástico, antiguo envase de Coca Cola, la mezcla de agua, limón, naranja agria, sal, bicarbonato y azúcar que llevamos para no deshidratarnos, me empujó la botella hasta adentro de la boca, la cual por poco me hiere el cielo de la misma. Luego, al estar en la piscina y contemplar yo el chorro de agua en la parte más honda quiso empujarme sin considerar que yo no podía nadar.
Cholopo es un ser ruin que fuera más ruin si no tuviera ese contacto con Chocoyá, aquel lugar donde las masacuatas le rozan a uno las piernas para asustarlo  y donde las moscas no son moscas sino escorpiones voladores que punzan a voluntad y hieren a muerte a todo aquel que no les simpatiza, produciéndoles una fiebre letal, especializándose más en funcionarios y empleados públicos. Se ponen de acuerdo con el destino para tenderles trampas como sucedió con aquel empleado de la Procuraduría, otro amante de Laura, la puta brasileña a quien se le olvidó sus pastillas antialérgicas al bajar al barranco y al ser picado no se le pudo auxiliar muriendo antes de salir de las entrañas de Chocoyá.
Si por cualquier razón, le da a uno que no tenga nada que ver con la cosa pública dicha fiebre, la misma se convierte en una epidemia letal que afecta a cualquiera que esté en el barranco. Pero yo siempre supe que era simpático a aquellos parajes de El Quiché. De alguna forma la naturaleza me respetaba, sabía y estaba feliz de mi amistad con aquel pobre ser a quien todos llamaban desde niño Cholopo y a quien en el mercado  los indios denominaban mosh achí,  el hombre loco, el chiflado, el divertido y a quien las maras denominaban simplemente “el hueco”.
Cholopo en Chocoyá se hizo amigo de los delincuentes enseñándoles a nadar. Pero intimó tanto con ellos que llegó a acostarse con casi todos, menos con uno que se creía muy macho y que en un forcejeo cayó entre el barranco y que al salir a buscarlo para vengarse no encontró a Cholopo porque este se escondió tras unos matorrales. Por eso, mareros o no, quienes andaban en grupo siempre aprovechaban para fastidiar en voz alta como aquella vez, cuando atravesando el Parque, el grupo de pick up negro le grito imitando voz amanerada: “Cholopo I love you”, lo cual sirvió de motivación para mis carcajadas y sarcasmos. Yo quiero volver a pasar por donde ellos están, le dije, para que me digan a mi también esas cosas. Cholopo se enojó pero le dije que era un honor andar de amigo con la celebridad más aclamada de Chichicastenango.
Pero a él no le hacía ninguna gracia como me hacía a mí o le haría a cualesquiera de nuestros amigos. Por ello, esquivaba siempre ciertas calles para pasar por desapercibido... prefería dar más vueltas antes de pasar frente a ciertos negocios o toparse con quien no quería y pensaba le iba a decir algo referente a su homosexualidad. Por eso, “a su gran y verdadero amor” lo recibía a las 4 de la mañana para amarlo, en secreto sin que nadie se diera cuenta. Casi siempre ni el mismo Eleazar sabía lo que hacía porque  llegaba drogado o borracho.
Del afluente de Chocoyá, desde principios del siglo XX se hizo una piscina para volverlo balneario, el cual fue destruido en tiempos de la guerra interna por el Ejército Nacional  para evitar allí se refugiaran los miembros del Ejército Guerrillero de los Pobres. Y es que está justo en las entrañas de uno de los lugares más afectados por el conflicto armado de los 30 años.
Chocoyá es un lugar donde parece el tiempo haberse detenido desde los tiempos del Génesis bíblico y la creación maya. A pesar de todo lo que ha sucedido en la historia desde entonces, permanece virgen e intocable el nacimiento de agua, el afluente con el que se junta primero y el recorrido que hace la misma desde la piscina hasta el lugar llamado Cruce de Rios, donde la quebrada se encuentra con un río más grande y contaminado.
Cholopo me invitó a hacer ese recorrido e ir a Cruce de Rios. Me encantaba ver la flora propia del lugar. Sobretodo, orquídeas en miniatura que crecen en las grandes piedras y parecen pringas rojas y eternas.
-A la puta de Laura le gustó Chocoyá, me dijo Cholopo. Porque ella gusta de cortar orquídeas de los árboles para cultivarlas.
Vino a mi mente la casa en la que Laura y el gringo viven, su hortaliza, su crianza de conejos persas, su orquideario.... De nuevo la misma pregunta que no pude dejar sólo en mi mente...
-¿De veras fue puta vos?
-Si.
-Pues no tiene cara de puta. Tal vez de sirvienta, pero...
-Sirvienta, sólo que fuera india de aquí. ¿No ves lo elegante que es?
¿Elegante  de dónde?, pensé entre mí. Simpática, tal vez, y hasta allí lo dejaba... También, amable. E ingenua, por creer en vos.
De nuevo la misma historia y discusión estúpida.
-Como Laura fue puta, el gringo a pesar que ella usa anticonceptivos, usa preservativo cuando tienen relaciones sexuales. Le tiene desconfianza y no quiere hijos con ella.
-¿Y qué tal si se entera que te acostás con ella y que tal vez le pegaste el SIDA?
-¿Y qué tal si ella me lo pegó? Por puta, digo yo.
-Ni que fuera estúpida, pienso. Si fue puta sabe por lo menos que el preservativo sirve para evitar enfermedades.
-No te preocupes. No pasa nada. El no la satisface y ella se lo tiene bien agarrado. Hay que ver las borracheras que se pone cuando su puta no está. La que es una detestable bruja es la mamá del gringo. Me recuerda a la mía pero con dinero.  La aguantan sólo porque les ha equipado la casa con pisto de la vieja. Dice que en Guatemala  no hay hoteles a su altura. Son millonarios pero apestan por dentro.
-¿Quién apestará más?, dije despectivo. Aunque aquí en Cruce de Rios lo que huele mal es el agua de la quebrada ancha porque esta contaminada.  Y fría.
Toqué con las manos el agua de la quebrada gruesa y decidí quedarme en la pequeña. Me desnudé y me bañé.
-Te invitaría a que cruzáramos la quebrada gruesa pero no lo harías. ¿Cuántas historias habrá en tu mente ya por la contaminación del agua?
-Tal vez la historia debas contármela tú. ¿Para qué tendríamos que cruzar?
-De aquel lado me masturbo yo, meciéndome un guineo en el culo. Pero siempre se deshace. Hasta que aprendí a usar el guineo como lubricante y meterme otras cosas como una Tapalcúa, por ejemplo.
Empecé a salpicar el agua de las carcajadas que yo pegaba. Esa es buena historia para dejarla en mi mente, dije. Es regraciosa. Pero imagino que desde que apareció Eleazar en tu vida, tu único y verdadero amor, ya no era necesario el guineo.
-Bueno, el me hacía mamelucos pero en el otro camino. Esta es el área reservada a los guineos.
-¿De veras todavía conservas esa costumbre?
-Si. Si te decía que cruzáramos es para que tu te metieras uno también, dijo enseñándome una penca de bananos que llevaba en su mochila amarilla.
-No gracias. A mí me gusta que entren guineos a mi aparato digestivo pero no precisamente por allí.
-¿No te molesta si te dejo solo un rato? No me gustaría me vieras en esta práctica erótica fascinante.
-No, le dije ocultando mi malestar y pensando que sólo él podía adjetivar aquello de fascinante. Pero ni modo, pensé, si dice que Laura es elegante...
Y Cholopo se fue con la penca de sus bananos a la otra orilla de la quebrada ancha y contaminada. Yo decidí vestirme e iniciar el camino de regreso pero más despacio.... Podría extasiarme más con el ruido del agua, el olor de las plantas, la presencia intuitiva de gnomos, hadas y duendes.... Podría meter en mi mente mil historias positivas para que, luego, Cholopo, después de masturbarse con los guineos  y cuanta cosa se le ocurra entre el culo, regresar a la quebrada angosta y clara, vestirse, me pudiera dar alcance.
Frente a un tronco grueso empecé a pensar en una ronda de gnomos, adoradores de ese dios árbol... pero de pronto la imagen se nubló. Los gnomos desaparecieron en forma de neblina.
Y de nuevo esa visión espantosa, con sabor a futuro incierto. En un momento me abstraje de la realidad como si hubiera ingerido cocaína o cualesquiera de las drogas con las que se cruza Cholopo. Un mendigo, al que todos creen borracho deambulando por las calles, pidiendo limosna. Apestoso. Al que todos los niños mofan. Del que toda mujer huye. Del que todo hombre cuchichea. Y al que todos llaman mosh achí (literalmente loco, hombre = hombre loco) en claro y perfecto quiché. A quien  el suelo sostiene con su mano para que no se vaya lejos, no se escape y cumpla su destino y cumpla maldiciones ancestrales, de deudas pendientes de un pasado que él mismo ignora. La quebrada angosta y clara de Chocoyá pareció temblar y decir también a gritos MOSH ACHI... CONTINUARÁ.



Ella es Vidalia Gutierrez, la dama de los sombreros, a quienes l@s que la amamos llamamos cariñosamente Vida porque es precisamente eso para tod@s los que tenemos la dicha de conocerla en esta encarnación, ¡pura vida! Durante muchos años Vidalia fue la promotora de la fabricación de sombreros y muchas generaciones crecieron con los mismos. Hasta que se aburrió y decidió ir a radicar a Estados Unidos desde donde supuestamente envía el sombrero mágico de esta historia. La foto fue tomada en uno de sus viajes a Guatemala en Antigua Guatemala a donde viajo para almorzar en las ruinas de dicha ciudad con el autor de la novela.

martes, 13 de agosto de 2013

El sombrero de Vida, 1

El sombrero de Vida

Novela de Augusto Cesar

A Vidalia Gutiérrez, la dama de los sombreros


“La realidad es un revoltijo, no alcanzamos a medirla o descifrarla porque todo ocurre al mismo tiempo. Mientras usted y yo, hablamos aquí, a su espalda  Cristóbal Colón está inventando América y esos mismos indios que lo reciben en el vidrio de la ventana, están todavía desnudos en la selva a pocas horas de esta oficina y seguirán estando allí dentro de cien años. Yo trato de abrirme camino en ese laberinto,. De poner un poco de orden en tanto caos, de hacer la existencia más tolerable. Cuando escribo cuento la vida como a mí me gustaría que fuera”,  Isabel Allende en Eva Luna.


A don Enrique Godoy, el gran novelista después de Asturias. A Ligia Villagrán, psicoastróloga de mi alma.


“... mientras pudiéramos permanecer callados era como si nada hubiese sucedido, lo que no se nombra casi no existe, el silencio lo va borrando hasta hacerlo desaparecer...”,  Isabel Allende en Eva Luna.


1

Me quité el busto. El maquillaje de la cara. Me quité el vestido y en el espejo se reflejaba mi pecho peludo. Me quité el calzón. La media derecha... Y vi el contraste de mi pierna peluda y la otra. La media izquierda. Lo que hace el arte de la transformación, pensé.
Quedé desnudo. Masculino. Peludo. Me puse mi traje cotidiano de hombre.  Apagué la luz. Salí. Me despedí de todos  y me fui en un taxi rumbo al Hotel San Diego donde me esperaba Cholopo quien me había enseñado vestirme de mujer. El éxito de mi transformación se debió a su experiencia y buen gusto. Siempre le viví agradecido y, por eso, pensé atender las súplicas en las cartas de su amante. De alguna manera, yo siempre resulto inmiscuido en la vida y problemas de los demás. Y esta no seria la excepción. Sobretodo con el cariño que les tengo a Cholopo y su traido.
Eran las 12:00 de la noche. Lo invité a cenar al Cholopo.  Así que salimos a esperar comiendo, dieron las 6:00 hrs. Para abordar el bus a Chichicastenango donde el cumpliría su promesa de tirar al río los brazieres, calzones y vestidos de su madre que se ponía  en las noches adoptando la personalidad de doña Julia. Razón tenía Raúl al decir que esa obsesión de él por su madre era una versión provinciana y guatemalteca de la película  “Psicosis”. Cosas de las que todos nos dábamos cuenta menos él mismo. Dicen que un enfermo nunca sabe lo que tiene. Pero los demás, si.
Según Cholopo, el mejor homenaje que sus remordimientos le harían a su madre es ser como ella. Por ello, lo primero que le enseña a todo mundo son las fotos y todos se ríen de él preguntándole si alguna vez se ha puesto el famoso vestido de india. Una vez, llego al negocio de Augusto lleno de alhajas: Aretes en las orejas, cadenas en el cuello, pulseras, relojes, anillos y los lucia todos con orgullo y elegancia, agregando a cada una de ellas: Es de mi mamá,... también de mi mamá... también de ella... Y es que mi madre era la mejor vestida de su época, la más bella, la más elegante... Adjetivos que solo el como hijo podía adjudicarle ya que las fotos delataban a una mujer común y corriente, provinciana como todas las chichicastecas de siempre.
Alguna vez, caminando por los pueblos cercanos a Chichicastenango y ver gente tan linda como en Chinique, Joyabaj y Chiché, pensé que esa “mamitis” era tan enfermiza que hasta había perdido Cholopo la noción de lo fea que es la gente en su pueblo a comparación de los otros lugares. Cuando, se lo dije, en las veces que pensé que tenia remedio y Cholopo podía entra en razón, me salió con doña Julia era muy bonita, “ella es la indita de la que Paco Pérez habla en su famosa canción Chichicastenango”. Si supiera, pensé, que yo sé toda la historia de Paco Pérez y sus canciones y que lo he discutido con más de algún historiador. Pero Cholopo insiste en que él alguna vez la vio vestida con el traje de india de la foto y que él se enamoró de ella como todos los hombres y mujeres se enamoran en el presente de él. “Lo que se hereda no se hurta”, decía.
“Lo que no entiendo, opinaba Raúl, es quien es su madre. Lo único que enseña es la foto y el vestido. Probablemente ella siempre fue nadie. Hasta en vida, se me figura, fue un fantasma como lo es hoy. De repente nunca existió. Solo en la mente enferma de Cholopo”. Concluía también Raúl en que “a este loco hay que ayudarlo psiquiátricamente. Estaría tal vez mejor en un hospital o algo así”. Conclusión a la que llegaba todo aquel que apreciaba a Cholopo y a la que una vez Juan y Samara llegaron pero de la que desistieron al ver no se ayudaba a sí mismo y nos aconsejó a Augusto y a mi que qué bueno si queríamos ayudarlo. Pero mejor si nos nos metíamos, pensamiento que siempre vibró en nuestras mentes y que me llevó a mi a investigar el terreno.
Rigo, el portero de Hotel San Diego nos abrió a disgusto.
 -¿Y este que?, le dije a Cholopo.
-Es que me lo cogí una vez. Aguanta que no quería y con la verga bien parada.
-¿Lo infectaste a él también?
-No sé. Tal vez si.
-Si se enteró que lo infectaste con el VIH tiene razón de odiarte.
-No creo que sea por eso. Lo que pasa es que como todo indio es fácil de usar. Pero como buen indio tiene sentimientos de culpa y es resentido. Así son Quique, el que deja su cicle en mi casa,  Joel, mi alumno de pintura; Homero, el cartero y Juan, el dueño de Chichirancho. Pero son ricos y buenos en la cama, toda vez uno les enseñe. Lo que importa es el momento, ¿o no?
No me gustaba la manera en que Cholopo se expresaba, sobretodo de sus supuestos amigos como Juan. Pero decidí no decir nada, como siempre y seguir con aquella fila india...
 -¿Y tu único y verdadero amor, tu vecino, Eleazar, el paloma?
Cholopo empezó a reír porque siempre le menciono a “su verdadero amor”, aquel seudotravesti que al irlo a buscar a las 4 o 5 de la mañana, para que no se de cuenta nadie es su amante, ha provocado el escándalo del vecindario porque todos saben ese secreto a voces.
Todos se dan cuenta cuando Eleazar, el vecino, llega a buscar a Cholopo a su casa por el escándalo que hacen los perros  cho chow, las mascotas del abogado que vive al lado de Cholopo.
Fue raro que Cholopo riera cuando le mencioné esa vez a Eleazar porque “como todos los indios no ve de frente, es hipócrita, pero bien que da las nalgas donde sea....”. Según Cholopo eso no era amor y orgullo sino vergüenza. Pero como se rió, me atreví a preguntarle cual es el apellido de Rigo con la intención de averiguar de una vez si se trataba del mismo que habían atendido en el hospital por el VIH o no.
-¿Y qué importa su apellido?, dijo en uno de sus súbitos arranques de rabia. A voz te encanta inventar historias. Te fascina meterte a la mente cosas. ¿Estas celoso o que?
Le dije que no me gritara porque de lo contrario no lo iba a acompañar.
-Eres un estúpido Rodolfo, dijo.
-Tampoco te trates así a ti mismo, dije yo.
-Te lo digo a vos, Rodolfo.
Creí entender en ese momento por qué no le gustaba a Cholopo darme los ojos.  Porque no eran los de él sino los de su madre que veía en mi la imagen de aquel Rodolfo que la decepcionaba tanto. Lo que no entendí es que se trataba de un aviso de todas las demás cosas espantosas que me iban a ocurrir por tratar una vez de meterme en lo que no me importa, ayudar a quien no debo y no hacer caso a consejos como los de Juan, Raúl y Augusto.
Preferí no decir más. Decidí abstraerme en mis recuerdos. Por más que Cholopo indagaba le respondía: En nada, no pienso en nada. Sólo que prefiero no decir ni una sola palabra.
Cholopo cual serpiente encanta a todo mundo hasta que la tiene rodeada y la estrangula. Sin querer yo había caído en ese juego. Por eso, para darle gusto decidí recordar y meterme una historia a mi mente. Estaba en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras. Fui presentado como travestí de la alta sociedad entre el grupo gay mas selecto. Inmediatamente uno de los políticos, candidato a la presidencia de la Republica quedó prendado de mí. Me coqueteaba. Me invitaba a comer y a salir. Al inicio me di mi importancia. Pero luego cedí. Hicimos el amor, o mejor dicho, se lo hice yo a él. Me gustaba. Pero no para enamorarme. Como siempre, no supe medir el peligro en el que estaba.
-¿En que pensás?, indago Cholopo.
-En una de mis historias.
-Perdoname. No fue mi intención.... No me gusta que estés como ausente cuando sé que es por mi culpa.
-Si contigo se hace imposible hablar, por lo menos pienso cosas, “mis historias”. Aunque no soy tan original. No se me viene nada inventado. Simplemente, recordaba.
-¿Qué cosa?
-El inicio de la historia de la Travestí. En Tegucigalpa.
-Hemos hablado tantas veces de eso que me lo sé de memoria. Creo que piensas siempre en el principio porque te gustó cogerte al político.
-No. Era como todos. Lo que pasa es que nunca pensé que yo fuera tan ambicioso.
Como siempre, no supe el peligro en el que estaba. Los enemigos políticos de aquel hombre, sabiendo de sus debilidades filmaron nuestra noche de amor. Se habían confabulado para destruirlo. Así que uno de ellos me citó en Comayaguela. Cuando conté a donde iba, me advirtieron que era el lugar más peligroso de la capital hondureña.  Pero la curiosidad pudo más y llegué. La cita era en una de las habitaciones del Hotel Honduras donde un viejo gordo, el Regidor, me esperaba con una botella de champagne y el video listo para enseñármelo.
-Lamento que su majestad haya venido a  un lugar de poca categoría pero no puedo arriesgarme a que me vean con la amante de mi rival político.

Al ver el video, me di cuenta de inmediato de lo que se trataba porque algo se me había dicho por teléfono cuando me citaron: “Hay un video porno en el que usted y un político sale que puede interesarle”, dijeron.  Así que lo activé.
-Quiero contarle señor Regidor que no viene por su chantaje. Los escándalos me vienen muy bien  y me encantan. Así que me da igual que este video salga a luz pública o no.
-Lo sé. Por eso nos atrevimos a citarla. No crea que no investigamos a su majestad. Y de veras que es usted alguien de carácter, a quien nadie puede chantajear. Además,  más linda que una mujer. Toda una reina.
-Ahórrese los piropos y dígame qué quiere.
De inmediato sacó debajo de la cama un portafolio. Al abrirlo estaba lleno de dólares.
-Es un regalo para su majestad, la reina. $ 100,000 dólares. Habrá otro regalo similar, después que nos haga un favor.
-¿Quiere que salga hablando públicamente sobre el político?
-No somos tan vulgares.  Quiero más filmaciones, más intimidad... más pornografía... y en medio de la misma usted y el político hablen de cosas que nos interesa que se sepan.
-¿Y si me descubre?
-No. Sólo usted y yo sabremos que hay cámara en su alcoba y su oficina. En los relojes... ¿me entiende?
-¡Los lugares favoritos para coger de nosotros dos!
-Y usted, como la gran actriz que es, aprovechará lo loco que está por usted para preguntarle cosas generales sin despertar sospechas...
-Obviamente, si le digo que no porque estoy locamente enamorada del político, este material porno que ahora tienen lo usarán de todos modos pero de  una manera que yo salga perjudicada.
-Usted y yo podríamos ser grandes productores de cine o de teatro.
-Quizá para eso le falte a usted cultura.
-Tengo la suficiente como saber que si me dice usted está locamente enamorada del político es una mentira más grande que una película o una obra de teatro completas.
-¿Cuál es la información que más le interesa señor Regidor?
-Lo que más me interesa es que él confiese  sobre la acusación que salió en el periódico del martes pasado  donde yo lo acuso de haber matado  su esposa.
-No me costará mucho conseguirlo porque ni siquiera se lo he mencionado. No tenía intención de hacerlo pero me han convencido los billetes.
-Si por eso me cae usted muy bien. Lástima que sea ajena y que no mezclo trabajo y placer.
Decidí carcajearme ante tanto cinismo.
-Ni siquiera él se va a enterar que usted sabe ni nada de eso... Así que no la odiará, aunque eso me imagino que la trae sin cuidado.
-Con tal que no me mate...
-¿Acepta?
-Nunca me interese en ingresar en la política por considerarla sucia. Pero habiendo $200 mil dólares de por medio creo que el baño es el mejor remedio para la suciedad. ¿Me entiende la metáfora?
-Por supuesto, dijo el Regidor cerrando el portafolio y dándomelo.
-Además, yo no lo busqué. Usted vino a mí.
-Parece que los que nos parecemos nos juntamos siempre, aunque sea para hacer negocios efímeros, dijo sirviendo una copa de champagne para cada uno, sabrá usted que, después de esto, no me interesa volverla a ver por mucho tiempo.
-¿Ni en la cama?
-Menos allí.
-Bien dicen que el león piensa que todos son de su condición. No me diga que no le dan ganas de que me lo agarre como me agarro al otro.
-Tal vez si pero no mezclo las cosas.
-Me excita pensar que puedo estar en la cama con alguien tan hermoso como usted. Sobretodo después de haber probado este champagne.
-Nos falta el brindis, su majestad.
 Y brindamos en homenaje a la traición.

Al llegar a casa de Cholopo en Chichicastenango, dejamos allí nuestro equipaje y abordamos inmediatamente un bus hacia Santa Cruz de El Quiché para bajarnos en el puente del Río, en el Molino donde mataron a Jorge Carpio. Caminamos en sus orillas escuchando el murmullo que combinaba  el roce de las ramas y el viento  y la acción de gnomos y duendes. En la parte más ancha, Cholopo tiró la bolsa plástica negra  donde iban el brasiere, calzones y medias de doña Julia.
-Siento que te has liberado de algo, le dije. Ojalá que de tu madre lo hagas también algún día. Aún pensaba yo – como todos en la capital -  que esa mujer lo castró y era la peor madre y que uno de los síntomas era vivir enseñando las fotos y las joyas de su mamá que se ponía de vez en cuando para lucirlas en los bares gay.
-¿No vas a tirar esa chalina roja?
-No. Se la voy a regalar a Laura, la prostituta que el gringo sacó de un burdel de Ytapolis, Brasil. Va a viajar próximamente a su país  y será un presente para su madre.
-¿De veras fue puta?
-Si. Y la madre no es la mamá biológica sino la dueña del burdel. Sabes que a todas las matronas les dicen madres.
-Pues no tiene cara de puta. Tal vez de sirvienta, pero...
-Sirvienta, sólo que fuera india de aquí. ¿No ves lo elegante que es?
¿Elegante  de dónde?, pensé entre mí. Simpática, tal vez, y hasta allí lo dejaba... También, amable.
-Como Laura fue puta, el gringo, a pesar que ella usa anticonceptivos, usa preservativo cuando tienen relaciones sexuales. Le tiene desconfianza y no quiere hijos con ella.
-¿Y que tal si se entera que te acostás con ella y que tal vez le pegaste el SIDA?
-¿Y qué tal si ella me lo pegó? Por puta, digo yo.
-Ni que fuera estúpida, pienso.
-No te preocupes. No pasa nada. El no la satisface y ella se lo tiene bien agarrado. Hay que ver las borracheras que se pone cuando su puta no está. La que es una detestable bruja es la mamá del gringo. Me recuerda a la mía pero con dinero.  La aguantan solo porque les ha equipado la casa con pisto de la vieja. Dice que en Guatemala  no hay hoteles a su altura. Son millonarios pero apestan por dentro.
El gringo es el todólogo de Chichicastenango que le quita el  trabajo a los habitantes nativos. Una de sus especialidades son los tours, ocasión que Cholopo aprovecha para acostarse con Laura en su necedad de que él no es gay sino que le gustan las dos cosas. Siempre cuenta la anécdota que cuando estaba en la playa le atrajeron dos calzonetas rojas, una de hombre y otra de mujer y no sabía por cual decidirse. Pero, tanto el hombre como la mujer tienen los ojos de su señora madre, lo cual los hace más atractivos a los dos y no puede decidirse...
-De todo esto lo que menos me gusta es como el gringo trata a Laura. Por eso es que yo la consuelo, aseguraba Cholopo.
Después de ir a tirar la bolsa de plástico negro al río, Cholopo fue donde Laura  y el gringo a despedirla a ella obsequiándole la mantilla roja que perteneció a su madre. De mi madre, para la tuya, le dijo... Allí me di cuenta que aparte de simpática y amable, la brasileña es ingenua. Siempre creyó en su falsa amistad siendo ella su fiel cómplice hasta en las sinvergüenzadas de dinero.
Fue la actitud de ella y del marido hacia Cholopo y la hipocresía de éste, igual que la que tiene con Juan y Samara, que empecé a darme cuenta la clase de cerdo que es mi maestro en el travestismo.  Lo que rebalsó el vaso fue su actitud de sabotaje a la exposición de Osorio, joven pintor que Augusto y  yo promovimos como talento, mi descubrimiento mayor en Chichicastenango y a quien debía abrirle las puertas de la cultura nacional. Augusto  y yo ideamos varias estrategias  para evitar aquella monstruosidad que se hizo evidente en el Puente de Chinique. CONTINUARA.

Ella es Vidalia Gutierrez, la dama de los sombreros, a quienes l@s que la amamos llamamos cariñosamente Vida porque es precisamente eso para tod@s los que tenemos la dicha de conocerla en esta encarnación, ¡pura vida! Durante muchos años Vidalia fue la promotora de la fabricación de sombreros y muchas generaciones crecieron con los mismos. Hasta que se aburrió y decidió ir a radicar a Estados Unidos desde donde supuestamente envía el sombrero mágico de esta historia. La foto fue tomado en uno de sus viajes a Guatemala en Centro Cultural El Encuentro del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala en una de las actividades que en la exposición de Poesía en homenaje a Pablo Neruda dirigió el autor de la novela.