El sombrero de Vida
Novela de Augusto Cesar
A Vidalia Gutiérrez, la dama de los sombreros
“La realidad es un revoltijo,
no alcanzamos a medirla o descifrarla porque todo ocurre al mismo tiempo.
Mientras usted y yo, hablamos aquí, a su espalda Cristóbal Colón está inventando América y
esos mismos indios que lo reciben en el vidrio de la ventana, están todavía
desnudos en la selva a pocas horas de esta oficina y seguirán estando allí
dentro de cien años. Yo trato de abrirme camino en ese laberinto,. De poner un
poco de orden en tanto caos, de hacer la existencia más tolerable. Cuando
escribo cuento la vida como a mí me gustaría que fuera”, Isabel Allende en Eva Luna.
A don Enrique Godoy, el gran novelista después de Asturias. A Ligia Villagrán, psicoastróloga de mi alma.
“... mientras pudiéramos
permanecer callados era como si nada hubiese sucedido, lo que no se nombra casi
no existe, el silencio lo va borrando hasta hacerlo desaparecer...”, Isabel Allende en Eva Luna.
El Regidor
me obsequió con un traje de calle traído de Europa. La intención era
impresionar al político. Fui a verlo a su oficina. Lo logré porque si le gustaba
cualquiera de mis vestidos de mujer, este era especial, diseñado exclusivamente
para impresionarlo. Para que me soltara más su confianza. Me tenía tanta que me
dió una llave de la Oficina …
Cuando
llegué, él aun no había llegado e indagué
la cámara que estaba en el reloj. Dije uno de mis cortos monólogos: Hoy
es el día amigos patrocinadores en que ustedes tendrán la verdad que quieren
obtener por mi medio. Estoy vestida con este modelo europeo para la ocasión.
Aunque la verdad desnuda, la obtendré desnuda. Si todo resulta como lo
planeamos, mañana mismo habré regresado a mi país. Me está ya asfixiando el
calor de Tegucigalpa. Y eso que es una de las cosas que más me gustan de esta
ciudad.
Llegó el
político más apasionado que nunca. Había una ternura que antes no percibía en
sus ojos. Lo engarabaté sobre el escritorio y le hice el amor.
-Sólo tú me
haces sentir así, me dijo. Me metes tanta fuerza cuando me haces esto que ya
empiezo a amarte.
¡Qué
lastima!, pensé. Y qué pura mierda puedo ser. Pero para esto me han dado 200
mil dólares. No cabe duda que parte del plan era deshacer al político
moralmente. ¿Y yo que siento por él? Ni lastima. Aprendí desde niño que sólo hay dos caminos:
El de los inteligentes y el de los estúpidos. Si se decide uno por el primero,
los estúpidos son los primeros que no deben importarnos.
-Te amo, mi
reina.
-Yo
también, le dije pensando al mismo tiempo en mis adentros: Uyy qué mentirosa.
No. Una gran actriz, es lo que soy. Contratada
en el mejor papel de su vida, en
el mejor pagado...
-Sólo hay
algo que me preocupa, le dije.
-Que soy
político y que, por eso, estoy embarrado de mierda. Pero aquí tenemos que hacer
esa cosa para sobrevivir.
-Como
nosotras las travestis.
-Debemos
estar pendientes de chantajes, enemigos, la prensa... Es difícil ser uno mismo
y contigo me siento yo mismo. Por eso es que he empezado a amarte.
-No me
refería a tu profesión, sino a ti. Me preocupa que, en realidad, seas un
asesino. Temo por cuál puede ser mi futuro si, en realidad, mataste a tu
esposa.
-Prefiero
no hablar de eso.
-Yo tampoco
–empecé a vestirme- pero es necesario en nombre del amor.
-Está bien,
dijo empezando a vestirse también, yo si la maté...
-Sabía esa
era la respuesta.
-Con ayuda
de mis correligionarios más cercanos pude desaparecer todas las pruebas.
-Eso
también lo sabía porque es lógico. ¿Fue un accidente que aprovecharon tus
enemigos?
-No.
-¿Por qué
la mataste?
-Tú sabes
que yo no puedo vivir sin hombre. Yo era amante de mi secretario.
-Y la
usaste a ella como pantalla y por eso te casaste con ella. Y, como toda mujer
al darse cuenta es usada, se vengó y...
-El
trabajaba conmigo en esta oficina. Me hacía lo mismo que tú me haces aquí. De
alguna forma ella nos descubrió y no le basto chantajearnos. Pidió el divorcio
y quería destruirme haciéndole llegar toda la información al ahora Regidor. Por
eso el salió acusándome en la televisión.
-Allí fue
donde me enteré, dije ajustándole la corbata. Aunque no creo haya sido
necesario matarla.
-Por
supuesto que si. Porque mi amor no aguantó las presiones y, por eso, se
suicidó. ¿Comprendes? Era tan bueno que para no involucrarme se fue a Miami y
se suicidó allá.
No pude
contenerme y lo abracé para apretarlo.
-Perdí a mi
amor por culpa de ella. Lo amaba como te amo ahora a ti. También estuve a punto
de matarlo cuando creí que por su culpa, mi mujer lo supo todo. Pensé quería
separarnos por celos. Pero todo se aclaró.
-Como todo
buen machista, no pensaste en los sentimientos de él ni de ella.
-Y si
estamos hablando con la verdad, en ese sentido si tienes razón de temer. No
hubiera resistido una traición de él. Lo
sabía él como ahora lo sabes tú: No tolero la traición.
-¿Ves que
tenía razón para estar asustada? Tú
sabes que soy muy libre. Y no me gustan los triángulos, los juegos de engaños y
desconfianzas.
-Tú ya no
eres libre. Ahora me perteneces. Eres mía, mi amor. A partir de ahora, yo
cubriré todos tus gastos. No quiero que nadie más se te acerque.
-Soy tuya.
Pero no tu objeto. Mis planes no cambian. Debo estar en Guatemala. Tú sabes que
soy actriz. Me conociste así y... no me hagas escoger porque no sería justo.
-Lo de ser
actriz lo acepté desde un principio y mantengo mi palabra. Pero cuidado me
traicionas de la manera que sea.
Me dió un
empujón que caí sentado sobre la silla del escritorio. Me puso las manos en el
cuello sin apretar.
-Si tu me
traicionas, te mato. ¡Te mato!
Algo extraño me parecía aquel río que pasaba bajo el
Puente de Chinique. Parecía limpio, pero al mismo tiempo sucio. Parecía ancho,
pero al mismo tiempo angosto. Parecía pintoresco al mismo tiempo río de aguas negras.
Chinique es uno de esos lugares contrastantes de El
Quiché. Así como ofrecen simpatía sus alrededores y barrios, así ofrecen
repugnancia sus calles centrales que más
parecen basurero.-Pura cosa de indios, me decía Cholopo.
-La suciedad no es cosa de indios, le dije molesto.
La suciedad es cosa de gente sucia sean indios o no. Entre indios y no indios hay gente sucia y limpia.
A veces odiaba todas esas expresiones racistas de
Cholopo. Su genética nazi, así como lo volvía un loco al borde de la histeria,
a veces, así lo convertía en lo que era
su padre. Y es que si la mayoría de nuestros amigos pensaba que se transmutaba
en su madre como en la película “Psicosis” era porque ignoraban su procedencia
paterna, de la cual quiso deshacerse quitándose el apellido.
El padre de Cholopo fue un nazi, venido de Alemania.
Si bien es cierto predica ser de apellido Roca Luna esos son los apellidos de
su madre. El paterno es Engebel y ese se lo quitó queriendo borrar todo vestigio
paterno sin saber que las más de las veces él no era doña Julia sino en el asesino que se vino
huyendo en Alemania... se cogió a su
madre y la abandonó cuando el niño era muy niño.
En medio de su psicopatía, Cholopo, está consciente
de lo que hace. Sabe que creen que su locura es de lo Roca por su prima, la ninfómana y enferma mental a quien no aguanta
ningún hombre ni siquiera por escrito o en fotografía.
-Todas las Rocas son locas. Era el chiste que yo le
hacia refiriéndome a la locura de su prima
y a la homosexualidad de Cholopo.
Y de nuevo esa visión
espantosa, con sabor a futuro incierto. En un momento me abstraje de la
realidad como si hubiera ingerido cocaína o cualesquiera de las drogas con las
que se cruza Cholopo. Un mendigo, al que todos creen borracho deambulando por
las calles, pidiendo limosna. Apestoso. Al que todos los niños mofan. Del que
toda mujer huye. Del que todo hombre cuchichea. Y al que todos llaman mosh achí
(literalmente loco, hombre = hombre loco) en claro y perfecto quiché. A
quien el suelo sostiene con su mano para
que no se vaya lejos, no se escape y cumpla su destino y cumpla maldiciones
ancestrales, de deudas pendientes de un pasado que él mismo ignora. El puente de Chinique pareció temblar y
decir también a gritos MOSH ACHI.
-¿Qué te pasa Mario?, dijo Cholopo volviéndome a la
realidad.
-Nada. Creo que me marié por estar sobre el puente.
Eso es todo. Ya pasó.
Nunca le dije a Cholopo aquella visión.
-Parecías cruzado.
-Por las drogas no tienes dinero,¿verdad?
-¿Cómo sabes?
-Fácil es adivinarlo.
Sabes que sé y vi que Eleazar te lleva objetos robados a tu casa y que el sexo no es la única razón
por la que llega a ti a las 4 de la mañana.
-No eres ningún tonto. Te fijas en todo. Por ello
aprendiste luego el arte del travestismo.
-Nunca tienes ningún centavo. ¿En qué gastas el
dinero que ganas en esos robos? Respuesta más que obvia: En droga.
-Me enfermas porque contigo no puedo mantener mi
imagen. Por cierto que si estamos en el momento de las verdades me gustaría
saber por qué Augusto tiene tan buena opinión de ti.
De nuevo empezaba la tortura psicológica de la que no
me daba cuenta y en la que Cholopo proyecta su interioridad en mí.
-No cabe duda que sabes muy bien guardar tu imagen
ante él.
-A propósito de Augusto: ¿Que tal si le pido a Juan
que nos ayude a colocar el Boletín Gay que producimos con Augusto en su negocio
en ciudad de Guatemala? A Chichirancho, negocio de Juan en Chichicastenango,
llega mucho turista y creo que es un lugar de avanzada.
-Ni se te ocurra porque te mato... Tú te vas de aquí
a la capital y soy yo el que se queda en este infierno de indios. Incluso he
pensado en advertir a Osorio de la clase de lugar que es ese. ¿Te imaginas con
sus papás lo que van a decir?
Yo no veía la razón del escándalo ya que todos en Guatemala sabían que yo era la Travesti. Sobretodo , Juan.
No cabe duda que era la genética nazi Así que ni bien llegué a Guatemala, le
conté el incidente del puente a Augusto e ideamos una estrategia invitando a
comer a Juan y Samara y a Osorio para enseñarles los detalles del lugar. Luego,
se programó la exposición. Osorio me contó que Cholopo lo andaba buscando
urgentemente para prevenirlo de algo. Augusto dijo que no había que temer le
echara a perder su exposición. Al darse cuenta, Cholopo lo avanzados que
estaban los preparativos decidió cambiar de estrategia y disfrazarse de
consejero y decir a Osorio su opinión sobre los enmarcados de los cuadros.
La exposición se llevó a cabo
Osorio, su novia y otros asistentes invitados de el, se dió cuenta que,
Efraín, uno de los asistentes gay me dió un beso n la mejilla y no se
escandalizaron. Osorio se sintió muy apoyado porque hasta una entrevista en uno
de los diarios de más prestigio obtuvo. Cuando Cholopo se enteró empezó a divulgar que él lo había conseguido. Que
Osorio era su descubrimiento. No quisimos
arruinarle la alegría a Osorio, así que dejamos pasar el tiempo para
aconsejarlo con Augusto y decirle que tuviera cuidado porque había gente
fracasada a su alrededor que envidiaría su éxito artístico y económico. Nunca
supo que cuando yo vi sus pinturas para llevarlas al negocio de Augusto,
Cholopo habló horrores de sus cuadros.
-No podemos actuar como putas, dijo Augusto, y quedar
como chismosos. Si Cholopo te dijo que guardabas imagen ante mi es porque así
lo hace él, eso es obvio. Nosotros somos inteligentes y Osorio lo es. Al
aconsejarlo estoy seguro sabrá de quién le hablamos.
Luego, Osorio invitó
a su familia a una cena especial
al negocio de Augusto. Como ellos también saben de comida por sus negocios,
quedaron encantados. De lo gay, nadie dijo nada de nada. Y es que nosotros
somos profesionales. Cholopo, en cambio, si le da clases a un niño es para
cogérselo... si le sonríe a alguien es para ver que le saca... si hace un
favor, es porque algún beneficio o utilidad para sí tiene pensado.
Después que
el Regidor, me dió el resto del dinero,
decidí irme para a pasar una temporada a El Salvador y no llegar inmediatamente
a Guatemala. No quería que cuando estallara el escándalo me encontraran yo en
mi país y tener que enfrentar a la prensa. Escogí ese lugar intermedio para
estar lejos y cerca de la vez. Pero, como
siempre, no supe medir consecuencias y peligros. Tenía la esperanza de
que el político, entretenido con el escándalo se olvidara de mí y sabría
encontrar la forma de defenderse. Hasta cierto punto me daba lástima no sólo
por lo que le hice sino por su buen corazón. Me enterneció la historia del
suicidio de su secretario.
Pensé que
todo había estado terminado. Pero no era así. Porque me involucraron en algo
más perverso. Con el único objetivo de destruir al político y los autores
intelectuales del plan, Regidor incluido, ya habían previsto lo que para mí era una esperanza. Ni
siquiera me pareció extraño que no fuera el mismo Regidor el que me diera el
resto del dinero sino que enviara a otra persona que dijo ser un enviado y que
su patrón no quería más comprometerse por lo que venía, lo cual yo debía
comprender, según me dijo.
Sabían como
yo de los buenos sentimientos del político. Que seria incapaz e hacerle daño
real a quien amaba. Así que decidieron hacerle saber de mi
traición, haciéndole llegar el video. El mismo Regidor se la dio personalmente.
-Para que
vea que no soy yo el que ha querido hacerle daño, le dijo. Si lo acusé fue por
mi deber moral con la Patria
y la sociedad a la que sirvo y que tanto me ha servido.
Le dio y le
enseñó el video.
-Siempre he
pensado que Honduras tiene un siglo de retraso y por eso se cree que violar la
intimidad sexual de las personas es importante cuando las tendencias y todo eso
es algo privado. ¿Qué importa con quién se acuesta un político toda vez cumpla
con su deber como lo hacemos usted y yo?
Luego le
dió un video que me tomaron a mí y al hombre que me dio la última parte del
dinero.
-No crea
que contradigo lo que le dije pero opino que su error ha sido siempre ser
auténtico. Los travestís no lo son. Ni hombres ni mujeres. Apariencia de uno o
de otro. ¿Hay allí sentimientos? No. Si los hubiese se amaran a si mismos y
estarían conscientes del ridículo que hacen. Por lo tanto, no pueden amar a
nadie más. Sólo utilizarlos. Y a usted lo usaron por 200 mil dólares para que
confesara lo que hizo. Me imagino que el
dinero y reírse de sus sentimientos fue el móvil del asunto.
-¿Es un
chantaje esto, señor Regidor?
-No. Haga
con este material lo que usted quiera.
-¿Qué haría
usted?
-Averiguar
quiénes son mis verdaderos enemigos y no culpar al Regidor de todo.
-Entiendo.
Le prometo no volveré a atacarlo sino tengo pruebas.
-Muy bien.
Haga, además, que la travesti le confiese quiénes son esos enemigos.
-¿Irme A
Guatemala?
-No. Está
en El Salvador. En esta dirección. Allí está ella con sus enemigos. Yo soy su amigo....
Tras darle
a mi amante mi localización en El
Salvador escrita en una tarjetita, el Regidor extendió la mano para que el la
estrechara creyendo en su falsa amistad. Parecía otro brindis por una nueva
traición como el que él y yo hicimos en Hotel Honduras.
Chocoyá es un lugar virgen, en uno de los barrancos
de Chichicastenango. Pareciera que allí moran los dioses más hermosos de la
mitología Quiché. Cuando uno va bajando, se encuentra con terreno de distinto
tipo y los caminos que fueron hechos por el hombre para el transitar de
vehículos, se han resistido a extinguirse destruyéndose, razón por la cual, si
se quiere acceder de cualesquiera de los puntos cardinales debe ser a pie.
El camino que más me fascinó es el primero que conocí
y que, en cierto momento se convierte en una alameda de pinos. Cholopo, con la
grosería que lo caracteriza, quiso bajáramos corriendo, sin tomar en cuenta la
herida de mi pie izquierdo. Cuando se la quise enseñar, diciéndole que era la
razón por la que no corría, no quiso verla. Se sintió mal. Pero la cosa no duró
mucho porque mientras yo bebía del botellón plástico, antiguo envase de Coca
Cola, la mezcla de agua, limón, naranja agria, sal, bicarbonato y azúcar que
llevamos para no deshidratarnos, me empujó la botella hasta adentro de la boca,
la cual por poco me hiere el cielo de la misma. Luego, al estar en la piscina y
contemplar yo el chorro de agua en la parte más honda quiso empujarme sin
considerar que yo no podía nadar.
Cholopo es un ser ruin que fuera más ruin si no
tuviera ese contacto con Chocoyá, aquel lugar donde las masacuatas le rozan a
uno las piernas para asustarlo y donde
las moscas no son moscas sino escorpiones voladores que punzan a voluntad y
hieren a muerte a todo aquel que no les simpatiza, produciéndoles una fiebre
letal, especializándose más en funcionarios y empleados públicos. Se ponen de
acuerdo con el destino para tenderles trampas como sucedió con aquel empleado
de la Procuraduría ,
otro amante de Laura, la puta brasileña a quien se le olvidó sus pastillas
antialérgicas al bajar al barranco y al ser picado no se le pudo auxiliar
muriendo antes de salir de las entrañas de Chocoyá.
Si por cualquier razón, le da a uno que no tenga nada
que ver con la cosa pública dicha fiebre, la misma se convierte en una epidemia
letal que afecta a cualquiera que esté en el barranco. Pero yo siempre supe que
era simpático a aquellos parajes de El Quiché. De alguna forma la naturaleza me
respetaba, sabía y estaba feliz de mi amistad con aquel pobre ser a quien todos
llamaban desde niño Cholopo y a quien en el mercado los indios denominaban mosh achí, el hombre loco, el chiflado, el divertido y a
quien las maras denominaban simplemente “el hueco”.
Cholopo en Chocoyá se hizo amigo de los delincuentes
enseñándoles a nadar. Pero intimó tanto con ellos que llegó a acostarse con
casi todos, menos con uno que se creía muy macho y que en un forcejeo cayó
entre el barranco y que al salir a buscarlo para vengarse no encontró a Cholopo
porque este se escondió tras unos matorrales. Por eso, mareros o no, quienes
andaban en grupo siempre aprovechaban para fastidiar en voz alta como aquella
vez, cuando atravesando el Parque, el grupo de pick up negro le grito imitando
voz amanerada: “Cholopo I love you”, lo cual sirvió de motivación para mis
carcajadas y sarcasmos. Yo quiero volver a pasar por donde ellos están, le dije,
para que me digan a mi también esas cosas. Cholopo se enojó pero le dije que
era un honor andar de amigo con la celebridad más aclamada de Chichicastenango.
Pero a él no le hacía ninguna gracia como me hacía a mí
o le haría a cualesquiera de nuestros amigos. Por ello, esquivaba siempre
ciertas calles para pasar por desapercibido... prefería dar más vueltas antes
de pasar frente a ciertos negocios o toparse con quien no quería y pensaba le
iba a decir algo referente a su homosexualidad. Por eso, “a su gran y verdadero
amor” lo recibía a las 4 de la mañana para amarlo, en secreto sin que nadie se
diera cuenta. Casi siempre ni el mismo Eleazar sabía lo que hacía porque llegaba drogado o borracho.
Del afluente de Chocoyá, desde principios del siglo
XX se hizo una piscina para volverlo balneario, el cual fue destruido en
tiempos de la guerra interna por el Ejército Nacional para evitar allí se refugiaran los miembros
del Ejército Guerrillero de los Pobres. Y es que está justo en las entrañas de
uno de los lugares más afectados por el conflicto armado de los 30 años.
Chocoyá es un lugar donde parece el tiempo haberse
detenido desde los tiempos del Génesis bíblico y la creación maya. A pesar de
todo lo que ha sucedido en la historia desde entonces, permanece virgen e
intocable el nacimiento de agua, el afluente con el que se junta primero y el
recorrido que hace la misma desde la piscina hasta el lugar llamado Cruce de
Rios, donde la quebrada se encuentra con un río más grande y contaminado.
Cholopo me invitó a hacer ese recorrido e ir a Cruce
de Rios. Me encantaba ver la flora propia del lugar. Sobretodo, orquídeas en
miniatura que crecen en las grandes piedras y parecen pringas rojas y eternas.
-A la puta de Laura le gustó Chocoyá, me dijo
Cholopo. Porque ella gusta de cortar orquídeas de los árboles para cultivarlas.
Vino a mi mente la casa en la que Laura y el gringo
viven, su hortaliza, su crianza de conejos persas, su orquideario.... De nuevo
la misma pregunta que no pude dejar sólo en mi mente...
-¿De veras fue puta vos?
-Si.
-Pues no tiene cara de puta. Tal vez de sirvienta,
pero...
-Sirvienta, sólo que fuera india de aquí. ¿No ves lo
elegante que es?
¿Elegante de
dónde?, pensé entre mí. Simpática, tal vez, y hasta allí lo dejaba... También,
amable. E ingenua, por creer en vos.
De nuevo la misma historia y discusión estúpida.
-Como Laura fue puta, el gringo a pesar que ella usa
anticonceptivos, usa preservativo cuando tienen relaciones sexuales. Le tiene
desconfianza y no quiere hijos con ella.
-¿Y qué tal si se entera que te acostás con ella y
que tal vez le pegaste el SIDA?
-¿Y qué tal si ella me lo pegó? Por puta, digo yo.
-Ni que fuera estúpida, pienso. Si fue puta sabe por
lo menos que el preservativo sirve para evitar enfermedades.
-No te preocupes. No pasa nada. El no la satisface y
ella se lo tiene bien agarrado. Hay que ver las borracheras que se pone cuando
su puta no está. La que es una detestable bruja es la mamá del gringo. Me
recuerda a la mía pero con dinero. La
aguantan sólo porque les ha equipado la casa con pisto de la vieja. Dice que en
Guatemala no hay hoteles a su altura.
Son millonarios pero apestan por dentro.
-¿Quién apestará más?, dije despectivo. Aunque aquí
en Cruce de Rios lo que huele mal es el agua de la quebrada ancha porque esta
contaminada. Y fría.
Toqué con las manos el agua de la quebrada gruesa y
decidí quedarme en la pequeña. Me desnudé y me bañé.
-Te invitaría a que cruzáramos la quebrada gruesa
pero no lo harías. ¿Cuántas historias habrá en tu mente ya por la contaminación
del agua?
-Tal vez la historia debas contármela tú. ¿Para qué
tendríamos que cruzar?
-De aquel lado me masturbo yo, meciéndome un guineo
en el culo. Pero siempre se deshace. Hasta que aprendí a usar el guineo como
lubricante y meterme otras cosas como una Tapalcúa, por ejemplo.
Empecé a salpicar el agua de las carcajadas que yo
pegaba. Esa es buena historia para dejarla en mi mente, dije. Es regraciosa.
Pero imagino que desde que apareció Eleazar en tu vida, tu único y verdadero
amor, ya no era necesario el guineo.
-Bueno, el me hacía mamelucos pero en el otro camino.
Esta es el área reservada a los guineos.
-¿De veras todavía conservas esa costumbre?
-Si. Si te decía que cruzáramos es para que tu te
metieras uno también, dijo enseñándome una penca de bananos que llevaba en su
mochila amarilla.
-No gracias. A mí me gusta que entren guineos a mi
aparato digestivo pero no precisamente por allí.
-¿No te molesta si te dejo solo un rato? No me
gustaría me vieras en esta práctica erótica fascinante.
-No, le dije ocultando mi malestar y pensando que
sólo él podía adjetivar aquello de fascinante. Pero ni modo, pensé, si dice que
Laura es elegante...
Y Cholopo se fue con la penca de sus bananos a la
otra orilla de la quebrada ancha y contaminada. Yo decidí vestirme e iniciar el
camino de regreso pero más despacio.... Podría extasiarme más con el ruido del
agua, el olor de las plantas, la presencia intuitiva de gnomos, hadas y
duendes.... Podría meter en mi mente mil historias positivas para que, luego,
Cholopo, después de masturbarse con los guineos
y cuanta cosa se le ocurra entre el culo, regresar a la quebrada angosta
y clara, vestirse, me pudiera dar alcance.
Frente a un tronco grueso empecé a pensar en una
ronda de gnomos, adoradores de ese dios árbol... pero de pronto la imagen se
nubló. Los gnomos desaparecieron en forma de neblina.
Y de nuevo esa visión
espantosa, con sabor a futuro incierto. En un momento me abstraje de la
realidad como si hubiera ingerido cocaína o cualesquiera de las drogas con las
que se cruza Cholopo. Un mendigo, al que todos creen borracho deambulando por
las calles, pidiendo limosna. Apestoso. Al que todos los niños mofan. Del que
toda mujer huye. Del que todo hombre cuchichea. Y al que todos llaman mosh achí
(literalmente loco, hombre = hombre loco) en claro y perfecto quiché. A
quien el suelo sostiene con su mano para
que no se vaya lejos, no se escape y cumpla su destino y cumpla maldiciones
ancestrales, de deudas pendientes de un pasado que él mismo ignora. La quebrada angosta y clara de Chocoyá
pareció temblar y decir también a gritos MOSH ACHI... CONTINUARÁ.
Ella es Vidalia Gutierrez, la
dama de los sombreros, a quienes l@s que la amamos llamamos cariñosamente Vida
porque es precisamente eso para tod@s los que tenemos la dicha de conocerla en
esta encarnación, ¡pura vida! Durante muchos años Vidalia fue la promotora de
la fabricación de sombreros y muchas generaciones crecieron con los mismos.
Hasta que se aburrió y decidió ir a radicar a Estados Unidos desde donde
supuestamente envía el sombrero mágico de esta historia. La foto fue tomada en
uno de sus viajes a Guatemala en Antigua Guatemala a donde viajo para almorzar
en las ruinas de dicha ciudad con el autor de la novela.
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